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Lo primero, la montaña

Una de foratos: Bal de Tena

Si hubiera que elegir una imagen típica de la Bal de Tena (Valle de Tena) para que todo el mundo identificara la zona, probablemente mucha gente se quedaría con la archifamosa foto de Peña Foratata reflejada en el embalse de Lanuza. Resulta curiosa la importancia que adquiere este pico -más bien modesto comparado con los picos que le rodean- cuando se le observa desde el fondo del valle.


Este pico bicéfalo está rodeado de leyenda. Rafael Vidaller en la Guía del Valle de Tena recoge la historia de la princesa Foratata. "(...)atosigada por los ataques del Pico Moros (Balaitous) -"moro" y "mora" en la mitología altoaragonesa suele hacer referencia a monumentos y tradiciones precristianas- pidió ayuda a las "formigas" (hormigas) de Formigal quienes tras salvarla se pudieron refugiar en los "foratos" (agujeros) que la princesa abrió en sus laderas en señal de agradecimiento, señal de la que le vino el nombre de Foratata."

Aunque esta leyenda es curiosa, la verdadera razón del nombre de Foratata es bastante más prosaica. Efectivamente, Foratata siginifica "agujereada" y es un topónimo bastante extendido en la geografía de la antigua corona de Aragón, encontrando un buen montón de lugares en los que hay un forato, forat o forau que bautice el lugar. En este caso, la explicación la da perfectamente Enrique Villasur y Julio Armesto en su libro Valle de Tena: "Tampoco quiero dejar pasar por alto y olvidarme de comentar el nombre de esta llamativa cumbre. Forato en Aragón quiere decir agujero (...). Esta cumbre tiene en su cresta este un gran forato o agujero, dividiéndola en dos, quedando unida la arista por un puente en la parte superior del Forato, siendo bien visible desde el camino que parte de la Sarra en dirección a Respomuso. (...) volviendo la mirada atrás habremos descubierto el verdadero origen del por qué este nombre de Peña Foratata." Así pues, en este forato esta la razón del nombre de Foratata.


No es el único forato del valle. Al final del valle de la Ripera, por encima del Rincón del Verde (rincón dero Berde) se encuentra el Forato d'os Diaples, una enorme abertura que desarrolló la ya de por sí tendente imaginación de los tensinos a ver diablos, infiernos y brujas en la geografía de su valle. Adjunto un par de reseñas de García Picazo en esta llamativa pared. Es posible cambiar de valle atravesando este llamativo agujero.

Otro forato más. En este caso, el término forato lo incluyo yo porque, sorprendentemente, este gran agujero de piedra en las faldas de Telera no tiene ningún otro topónimo que el de "arco natural". Me sorprende que la tradición no haya dejado huella en el nombre de este lugar tan singular.

Una perspectiva diferente

El sábado me sorprendió una vista que no conocía de los mallos. Las fotos están tomadas desde la carretera que va de Sierra de Luna a Castejón de Valdejasa.


Peña Rueba y los Mallos con un telón de lujo, desde el Bisaurín hasta el macizo de los Infiernos.


Y ésta es desde la carretera de Ayerbe a Biel, con las Treserols de fondo.

Toponimia de Riglos: el Puro

El Puro: el mallo con la Normal más difícil de Riglos, el más pequeño, el de la cima más minúscula, el que tiene mayor densidad de vías, el último en ser conquistado, el más trágico, el de las prohibiciones, el de la competitividad entre escaladores. Esta pequeña aguja, entosta del Pisón en su base y completamente independiente de éste en su punta ha sido objeto de pasiones y despechos entre escaladores durante su conquista y también escenario de terribles accidentes. Arrastra así mismo una leyenda negra que ya tendré oportunidad de desarrollar en otro momento.

Al igual que le pasa a la Aguja Roja, este mallo también ha sufrido un baile de nombres a lo largo de su curriculo toponímico. Parece que se le aplica un nombre según cómo le ven sus observadores; primero se le bautizó de una manera cuando no era otra cosa que un elemento más del paisaje desde el pueblo de Riglos, después se sustituyó el nombre tradicional cuando a ese mallo se le veía como objeto de conquista y más tarde tuvo un nuevo bautismo de homenaje o, más bien, de provecho para los escaladores.

Al Puro ya se le conoce como el Puro en las primeras referencias que de los mallos escribieron los escaladores que a sus paredes se acercaban, pero no era éste el nombre con el que anteriormente se conocía a esta "espina de piedra adosada al dorso del Pisón (...), cacho de piedra que tiene forma de un puro de los que fuman los hombres" como lo definió en Montañas injustas Agustín Faus. Felipe Guinda recoge en su guía de Riglos el término "o fuso" como nombre que se le daba hasta la llegada del siglo XX y los primeros escaladores.

La imagen es evidente. La comparación de este mallo con un Puro se hace más difícil cuanto más atrás nos vayamos en el tiempo, siendo más aceptable que por similitud se le comparara con un "fuso" o huso, un elemento bastante más habitual en la vida de estos pueblos antes de que llegaran elementos de modernidad como el tren, la carretera, los mismos escaladores o... los puros. Esta similitud con un fuso viene además reforzada por la leyenda de la "Filandera" de Riglos, que construyó los mallos para refugirse de la intemperie que sufría cuando hilaba a orillas del Gállego.

Después, el nombre de Puro viene a instalarse para terminar quedándose para siempre ¿Para siempre? Difícil es de asegurar cuando de toponimia hablamos. No es el único Puro que se escala. No muy lejos de ahí, tenemos el Puro de Vadiello y también existe un Puro en Beceite y en el Torreón de la Moneda de Contreras.

Tras la primera ascensión, hubo una intentona infructuosa de rebautizar al Puro con el nombre de Mallo Francisco Franco. Aunque mucho se ha especulado sobre las motivaciones de la cordada para el cambio de nombre, las verdaderas intenciones de M. Bescós, Rabadá y Ángel López "Cintero" las explicó el propio Cintero en una entrevista a Desnivel:

Pregunta: Cuando llegasteis a la cima del Puro, cantásteis el “Cara al Sol” y lo nombrasteis como Pico de Francisco Franco...
Respuesta: Eso fue cosa de Bescós. Pensó que con eso se podría sacar “tajada”; no lo hicimos por nada más. Pero aquello no prosperó y jamás se ha vuelto a nombrar. En el pueblo teníamos un alcalde franquista y en esos tiempos las noticias volaban y te facilitaban las cosas.
Respecto a la microtoponimia, también podríamos destacar un par de términos curiosos en este mallo o más bien en la base norte del Pisón. Por un lado, tenemos la Colilla, esa llamativa entosta a la izquierda de la entrada directa -en evidente referencia al Puro- y otra es un topónimo que también recoge la guía de Felipe Guinda: la cueva Cirila, un pequeño abrigo con restos de hogueras por donde se hace la entrada directa a la Normal del Puro.


No quiero dejar pasar la oportunidad de hacer una mención al topónimo absolutamente personal por el que conozco al Puro y al Pisón. Siendo yo muy pequeño, mis padres le echaron bastante imaginación y me enseñaron que el Pisón era la palma de una mano y el Puro era el "dedo gordo" y desde crío, siempre que miro los mallos desde Murillo no me puedo quitar la imagen de un Pisón como una mano que me prohibe el paso más allá de estas montañas.

Riglos bajo la nieve

Os dejo unas pocas fotos de Riglos este domingo. Una estampa diferente.

























Argatín superior: redescubrimiento

En la historia de las exploraciones barranquistas queda poco espacio para la épica. Exceptuando lugares alejados de la tradición deportiva del descenso de barrancos, lo cierto es que lo que nos queda por abrir es aquello que desecharon los que se dedicaron a buscar líneas azules en los mapas antes que nosotros. El caso es que hace ya un tiempo que me estoy dedicando a más a la faceta de “tachabarrancos” que a repetir los conocidos y también le estamos dando bastante a la labor exploratoria. Es un esfuerzo que prácticamente no sale a cuenta por la escasa recompensa que se deriva de bajar por cauces de interés bastante relativo, pero hay veces que te encuentras con sorpresas curiosas.

Una de estas sorpresas fue la del tramo superior del Argatín. El Argatín es el primer afluente barranqueable del Vero; su desembocadura -al lado del parking y prácticamente enfrente del molino de Lecina- era descendida desde hace mucho tiempo como entrada alternativa al Vero en un par de cortos rápeles. Sin embargo, desde la carretera se observaba que su cabecera era una gran cuenca de conglomerado en la que se encajaba algún tramo en la que algo interesante podía haber. Esta creencia se reforzaba cuando se observaba desde las alturas de la margen derecha del Vero –en la aproximación del Basender o Cruziacha- y sobre todo desde la pista de acceso del Fornocal, que recorre toda la divisoria de aguas entre Argatín y Fornocal, donde la entalladura formada por el barranco era evidente.

Sin embargo, el hecho de que este tramo superior no viniera reflejado en ninguna de las numerosas y completas guías que existen de la sierra de Guara hizo que diéramos por hecho durante mucho tiempo que nada interesante se podía esconder en esas grietas que excavaba el barranco. Aún así, la curiosidad era más grande que la evidencia y, aunque la experiencia exploratoria nos había dado más de un escarmiento, parece ser que no terminábamos de darnos por vencidos. De esta manera, algunos habituales de nuestro grupo, aprovechando que estaban ahí, preguntaron en el camping de Lecina y les confirmaron que ese tramo superior del Argatín ya estaba descendido. Seguramente, la poca estima que en la época de las grandes exploraciones se daba a estos cursos de agua sencillos provocó que los aperturistas no hicieran demasiado por dar a conocer este nuevo barranco.

Primer pegue: octubre de 2008

Y pasó el tiempo y ahí fuimos. En la ortofoto del SigPac se observaban tres posibles entradas y no teníamos muy claro por dónde entrar. Yo había estado un par de veces antes echando un vistazo, pero mi manía de ir de exploración con la perra me obligó a observarlo casi todo desde fuera. Cuando llegamos, por un error de ubicación pero sobre todo por las prisas por bajar el barranco, nos metimos en el primer cauce que resultó ser el Afluente izquierda. De esto nos dimos cuenta al llegar al cauce principal, aunque durante todo el descenso ya nos percatábamos que nada de lo que estábamos descendiendo tenía lógica respecto a lo que comparábamos con la fotografía aérea. Ese cauce no tenía un interés demasiado alto; durante todo el descenso creímos estar realizando una apertura, pero al llegar al rápel final nos encontramos con un spit “ochentero” que tuvimos que reforzar con un parabolt en previsión de conservar nuestra integridad física. El último rápel era verdaderamente curioso ya que se atravesaba el agujero que se había formado en una marmita perforada. Un punto realmente bonito, lástima que el resto del descenso desmereciera el conjunto.

Una vez ahí y dándonos cuenta de que realmente habíamos llegado ahora al cauce principal, observé los estrechos que había arriba e intenté remontarlos. La primera escalada de 5 metros la realicé fácilmente en oposición, la segunda un poco más técnica me costó más pero también la pude hacer más o menos bien. Ambos resaltes estaban equipados en cabecera con spits más o menos recientes, pero al observar que los estrechos continuaban decidimos regresar y volver por arriba a descender íntegramente el barranco.

De nuevo, la orientación no nos acompañó. En vez de entrar por el cauce principal, lo hicimos por un afluente a su derecha, pero que nos dio como recompensa un bonito rápel vertical de 35 metros desde el que observamos el largo salto del Argatín Superior. Desde este afluente nos quedamos con dos asignaturas pendientes: la primera, descender el cauce principal cuyo gran rápel teníamos al lado, y la segunda, descender otro afluente de este afluente que tenía un aspecto bastante bueno desde abajo y que mejoraba notablemente la entrada.

Como el día no daba para más, seguimos descendiendo los estrechos hasta la confluencia con el afluente izquierdo donde habíamos terminado antes y tras seguir por el cauce entre el bosque dimos por concluida la actividad al llegar al coche.

Segundo pegue: diciembre de 2008

Volvimos para hacer los deberes que nos habíamos impuesto en la anterior visita y hay que reconocer que esta vez todo salió mejor de lo esperado. Conseguimos dar con los cauces a la primera y además logramos combinarlos sin apenas perder tiempo gracias a una aérea cornisa (o zingla) que enlaza por arriba la cabecera del último rápel del afluente con la cabecera del cauce principal. Pero lo que nos llamó la atención fue un detalle del que no nos habíamos percatado en su momento. En el afluente de entrada, en unos nichos en la línea de rápel había unas cestas cilíndricas de ramas que –desde nuestro nulo conocimiento de la apicultura tradicional- ya interpretamos como antiguas arnas o colmenas y así nos lo confirmó posteriormente Enrique Salamero.

Cuando por fin, tras varios años de dejarlo pendiente, unas cuantas equivocaciones en su localización y a la segunda intentona entramos en el Argatín superior, nos aguardaba una última sorpresa. No encontramos ningún tipo de anclaje que denotara que había pasado alguien por ahí antes que nosotros. Ni un árbol con cordino, ni un puente de roca, ni un spit viejo. Así que equipamos un natural, metimos un par de paraboles y llegamos de nuevo al pequeño circo donde se juntan el afluente y el cauce principal.

Recomendaciones

Aunque el afluente izquierda tiene el bonito rápel del agujero, en conjunto es el que menos merece la pena debido a que gran parte del descenso se puede hacer destrepándolo en zona abierta, los rápeles no son demasiado espectaculares y si lo realizamos nos quedamos sin la opción de atravesar los bonitos estrechos del cauce principal.

De las dos opciones de cabecera, tanto el afluente derecha como el cauce principal son unas opciones recomendables, pero si me dan a elegir, prefiero la entrada del afluente –utilizando para ello el afluente de las arnas- ya que de esta manera encadenamos 3 largos rápeles salvando un desnivel de 85 metros que de la otra manera –por el Argatín superior- evitamos en buena parte destrepando.



López-Picazo al Fraile

En esta costumbre que estoy adoptando de no dar por terminado ningún artículo, bien sea porque me quedan cosas que decir o porque me completan la información los amigos que me leen, Charlie volvió a dar en el clavo puntualizando que en el Fraile del Salto de Roldán existía una vía de la que yo tenía constancia porque había visto la reseña, pero que había dejado abandonada en un rincón de mi memoria.


Enmiendo la omisión y publico la reseña por si alguien quiere apuntarse esta vía. No puedo dar datos de equipamiento, sencillamente porque los desconozco, pero en todo caso preved que el conglomerado del Salto de Roldán es muy "peculiar" y el patio a nuestros pies es bastante impresionante.
Respecto a la aproximación y al retorno, son evidentes y breves desde la explanada donde se aparca el coche, pasado Santolarieta, en el camino normal para la Peña de San Miguel.


Lamento también no poder datos de los aperturistas. Por López me vienen varios, y por Picazo sólo uno y ya le hice una pequeña presentación hace un tiempo.

Edito: Charlie de nuevo me ha echado un cable. Copio su comentario. Pues yo te cuento sobre el Lopez: escalador catalan, ya fallecido, uno de los grandes aperturistas "montrebeianos", autor de mas de una docena de vias en el congosto, como las miticas "Pesadilla de los dioses" o "Raices del cielo" (junto a Picazo) o "Manolo 1 el Grande" y "Deposito de cadaveres" (en solitario) Todo un personaje, teniendo en cuenta que tenia... una pierna paralizada por una poliomelitis!!Genio y figura...y autor de una frase mitica: "Terradets para los niños, Regina para hombres y Montrebei para superhombres..."

Y ya puestos, me he puesto a buscar información sobre él y la he encontrado en la Desnivel nº 120; adjunto foto.
Si vais a la vía, disfrutadla y ya contaréis.
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