Buscador

Lo primero, la montaña

C/ Rabadá y Navarro s/n

Traigo aquí una iniciativa que considero justa e interesante: una propuesta para dar el nombre de Rabadá y Navarro a una calle de Zaragoza, la ciudad natal de Alberto Rabadá y la de adopción de Ernesto Navarro.

Es curioso que en Zaragoza se hayan dedicado muy merecidamente instalaciones municipales a otros montañeros y no se haya hecho lo propio con Rabadá y Navarro. Sin ir más lejos, tenemos el polideportivo Pepe Garcés y el rocódromo Miguel Ángel Lausín, pero los nombres de Rabadá y Navarro se repartan por refugios, vías y picos de toda la geografía aragonesa y sin embargo no tienen ni un recuerdo en la ciudad en la que vivieron los escaladores más emblemáticos que han salido de Zaragoza.

Excelentísmo sr. alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch:
 
Los escaladores Alberto Rabadá y Ernesto Navarro son dos de los más grandes deportistas que ha dado Aragón en el siglo XX. Cuarenta y seis años después de su muerte mientras subían la cara norte del Eiger, sus hazañas siguen vivas en la mente de los montañeros y escaladores de toda España, que continúan admirando sus logros pese al tiempo pasado. 


Aunque Rabadá y Navarro son conocidos entre los amantes de la montaña -hay refugios dedicados a su memoria e incluso en montañas emblemáticas como el Naranjo de Bulnes se emplea su nombre para designar la vía que abrieron- todavía no son suficientemente valorados en Zaragoza y Aragón. 

Por eso solicitamos que una de las calles de la ciudad se dedique a conservar su memoria.


Más información en Tinta de Hemeroteca de Heraldo de Aragón.

La triste y solitaria muerte de Rabadá y Navarro


Interesante artículo en Heraldo de Aragón.

"Les pongo en antecedentes: los aragoneses buscaban subir la pared norte del Eiger, en los Alpes suizos, la que entonces era la escalada más temible del planeta. Y se quedaron a 300 metros de conseguirlo. Una feroz tormenta, el agotamiento físico y el frío extremo acabaron con sus vidas. Así contaba Luis Alcalde, compañero de la expedición, las últimas horas de vida de Rabadá y Navarro"

Continuar leyendo en el blog Tinta de Hemeroteca sobre la muerte de Alberto Rabadá y Ernesto Navarro

Edito: Unos días después, se publica un nuevo artículo en Tinta de hemeroteca sobre las escaladas del Espolón del Firé (Riglos) y el Espolón del Gallinero (Ordesa)

Murciana / Vía Alberto Rabadá al Pisón (Riglos): reseña y croquis

En las navidades de 1964 en el pueblo de Riglos se vio una curiosa estampa; como si de un enorme belén viviente se tratase, una estrella navideña de tres metros de longitud, decoró el paisaje del pueblo mientras duraron las fiestas. Aquella estrella de navidad fue ascendida por Ursi Abajo y Carmelo Royo por un sistema de fisuras que ascienden la muralla oeste del Pisón, que por aquel entonces estaba surcada sólo por la vía Serón-Millán y su profunda y característica chimenea.

La colocación de la estrella fue grabada por Miguel Vidal, dando origen a un cortometraje llamado "Una estrella en la escalada" de la que el propio Vidal contaría los detalles: "A Félix Cruchaga, Presidente de la sección de montaña del Centro Natación Helios, se le ocurrió poner un Belén en Riglos. Se encargaron Ursicino Abajo, Carmelo Royo, Angel López y yo, que me ofrecí para filmarlo. Teníamos que instalar una estrella a suficiente altura e instalar un belén a sus pies. Vino bastante gente y luego se cantaron villancicos. En fin, fue una auténtica fiesta ya presagiando las Navidades. Vino bastante gente del pueblo a contemplar esto. Les pareció una idea muy grata, muy simpática eso de que instaláramos un belén en el pueblo. Tuvo mucho éxito esta película allá en Riglos cuando se pasó."

Aquella vía por la que se subió la estrella en un par de largos, quedó inconclusa. Ursi abrió al año siguiente la Carnavalada por el mismo centro del Pisón y poco después se trasladó a vivir al valle de Tena, dejando para otras cordadas la solución de continuidad hasta la cima del mallo por el itinerario que había comenzado.

Miguel Ángel y José Luis García Gallego
Llegamos a los primeros días del año 1976 y aparece en Riglos un importante escalador ya en aquella época. Miguel Ángel García Gallego, "el murciano", ya ha destacado en el panorama vertical español por varias actividades: con 21 años realizó la primera invernal de la Oeste del Naranjo (que previamente se había cobrado las muertes de Patxi Berrio, Ramón Ortiz y José Luis Arrabal en dos accidentes diferentes), la Murciana del Tozal del Mallo y la Directísima Invernal del 74 un año después, son sus actividades más destacadas, independientemente de las importantísimas escaladas y expediciones que vendrían después, incluyendo la primera ruta abierta por extranjeros en Yosemite, la Mediterráneo.

Junto con su hermano José Luis, a lo largo de doce días de enero de 1976 van abriendo la vía por la oeste del Pisón, completando finalmente -incluyendo un vivac en pared- la primera ascensión y dejando la vía equipada. El nombre original de la vía, Alberto Rabadá, a quien Miguel Ángel García Gallego tanto admira, quedó ensombrecido por la fama del "murciano", ya que desde los primeros tiempos se le denominó la vía del murciano o "la murciana" como la conoce hoy en día todo el mundo.

Llegados a este punto, es justo reconocer que en la toponimia riglera ya hay unos cuantos espacios con el nombre o el alias de Alberto Rabadá (Edil): la vía Alberto Rabadá (Murciana), la vía Edil de la Aguja Roja y la Edil de la Peña don Justo, la Félix Méndez más conocida como la Rabadá-Navarro al Fire -mismo caso de la norte del Puro, que también se la conoce como Rabadá-Navarro) o incluso, por confirmar, la Cornisa Edílica que rodea el Pisón a unos 20 metros de su cima. Así que para poder diferenciar esta vía de el resto de "rabadás" es una consecuencia lógica que el nombre que haya triunfado en este recorrido haya sido el de "la murciana".

Sobre la primera repetición en el día realizada por Rainier Munsch "Bunny" y Dominique Julien, quiero copiar un texto de Jesús Bernal sobre sus vivencias observando la escalada junto al "Murciano": "Los franceses, Bunny, Julien, etc. hicieron antes que nosotros la Rabadá-Navarro del Firé pero con vivac y al respecto de su rapidez te contaré que hicieron también en aquel tiempo la primera repetición de la Rabada al Pisón, ésta en el día. Recuerdo que estábamos en el pueblo con el Murciano siguiendo la escalada y éste nos había dicho unos días antes que pensaba que una cordada muy entrenada y bien compenetrada podría repetirla en tres o cuatro días, cuando vimos que iban a salir en el día, el Murciano alucinaba; recuerdo textualmente sus palabras: se tira como un gato, se están jugando la vida, no quieren vivaquear y se la están jugando."

Parte inferior de la vía desde la cuarta reunión.

Miguel Ángel García Gallego volvió a Riglos sólo 4 meses después de la apertura de la Alberto Rabadá para abrir de nuevo la fisura Gallego-Carrillo al Firé y de nuevo con su hermano José Luis para la apertura de la Mediterráneo también en el Firé, esta vez en junio de 1981. No fue la única apertura murciana en esos años en Riglos, ya que en 1978 Sevi y Lozano también dejaron su huella en la Directa de la Visera. Quiero hacer notar el gusto de los murcianos de la época por las aperturas invernales, batiendo auténticos records de permanencia en pared.

Reseña de la vía:
Final del 6º largo, tras superar el paso de 6c
L1: Típico diedro riglero, con alguna excursión entre paraboles en zona fácil. Los pasos más complicados están bien protegidos. 6b
L2: Largo entretenido de fisura con dos pasos complicados en un pequeño techito que se sortea por la derecha y otro paso a la entrada en la reunión. 6a+
L3: Secuencia de fisuras con tendencia en diagonal a la izquierda al principio y luego recto. Largo muy disfrutón. 6a
L4: De bolo a bolo siguiendo las abundantes marcas de magnesio. 6a
L5: Otro largo de mucho canto, pero que comienza a desplomar de manera sutil pero inmisericorde. No hacer caso a algún anclaje antiguo al principio del largo y buscar la zona más fácil (el magnesio de las cordadas precedentes nos lo dirá). 6a+.
L6: Largo clave. Diagonal hacia la izquierda para buscar la panza de 6c, bien asegurada pero muy obligada en el paso, incluso en A0. Estribo más que recomendable para quien vaya justo en el grado. Final de largo duro, romo y pulido, aunque sin problemas en A0. 6c
L7: Largo vertical con paso duro al final del largo con un viejo cordino salvador para quien se quiera trincar. 6b
L8: Salir con tendencia a la derecha, superar una panza y paseo hasta la cima. Montar reunión en argolla de rescate o en una sabina unos pocos metros más arriba. 6b+

Y así la suben los valientes. Alex Huber, en solo:



Edito: Chema en los comentarios recomienda la opción de enlazar largos: L2 + L3 (unos 65 m) con cuidado al rozamiento ya que es diagonal y conviene poner alargamientos en las cintas y L4 + L5, la mejor opción, unos 60 m buenísimo.



Vía Cintero al Puro (Mallos de Riglos)

Enlaces relacionados:
Escalada de la Normal del Puro
Escalada de la Norte del Puro
 
Ambrosio, Valentín y "Lalo"
El 7 de septiembre de 1975, 22 años después de que su cumbre fuera pisada por primera vez, el Puro conoce la tercera de las cuatro vías que surcan cada una de sus cuatro caras. Los cordada formada por Valentín Asensio, Gonzalo Prado "Lalo" y Ambrosio García-Izquierdo logran terminar una difícil y laboriosa vía que recorre la cara interna del Puro, allá por donde se rapela desde la cima. Habían pasado 15 años -desde que Rabadá y Navarro terminaran la norte del Puro- sin que se completara ninguna apertura en el que quizás sea el mallo más simbólico de Riglos. En 1980, Fernando Cobo logró culminar en 12 largos de pésima roca y escalada expuesta otra de las viejas aspiraciones de los habituales a Riglos; la vía Helios, que recorre toda la cara exterior del Puro.

Tercer largo de la Cintero
Los aperturistas escalan la cara este del mallo en cinco largos, el último de ellos compartido en su parte final con la vía normal que abrieran en su día M. Bescós, Rabadá y "Cintero". Es precisamente a Ángel López Martínez "Cintero" -al que le sigue como una sombra la manida coletilla de "el-superviviente-de-la-mítica-cordada-que-conquistó-el-Puro"- a quien dedican la escalada y ponen su nombre a la vía, cotándola como MD  (VI- en la graduación de la época, con varios tramos de A2). Las primeras guías recomendaban llevar ferralla de precisión: pitonisas, tacos de madera para falcar los clavos de todas las medidas, chapas recuperables y fisureros para progresar por el "conglomerado de mediana calidad, muy liso y difícil de clavar".
Vía Cintero desde el collado del Puro

Tras esta apertura, pasan los años y no parece que esta ascensión atraiga a muchos escaladores que, para subir al Puro, se inclinan preferentemente por la vía normal o, en menor medida, por la vía de la cara norte. La calidad de la roca, la precariedad de los seguros y la dificultad global de la vía no son buenas cartas de presentación para los pretendientes a este mallo. Este recorrido parece condenado a caer en el olvido, sin embargo en 1996 dos excelentes escaladores como son Chiro Sánchez y Javier Arnaudas logran ponerle el punto rojo, entre muchas otras vías en Riglos como la Picazo y la Luis Villar al Firé, Micomicón al Pisón, la Corzán al Frechín... a la Cintero dándole una dificultad de 6a+, grado que hoy en día se ha aumentado a 6b. En palabras de Chiro:
Equipamiento actual
"Todas estas ascensiones se realizaban con el respeto más absoluto por los itinerarios y sus aperturistas, con una ética muy estricta, sin instalar ningún seguro de expansión y colocando sólo protecciones móviles (puentes de roca, clavos, fisureros o friends). La idea era liberar los largos el primero de cordada, colocando las protecciones necesarias en libre, sin usar escalada artificial siempre que fuera posible".

Tenemos que esperar a 2008, con la restauración de anclajes realizada por Toño Carasol, para que esta ruta empiece a recibir con más asiduidad a los visitantes. Algún parabolt situado estratégicamente en los pasos duros, algún pequeño retoque en el itinerario y las reuniones a prueba de bombas logran atraer a más escaladores hoy en día que lo que lograba el vetusto y limitado equipamiento de hace unos años. Sobre la vía reequipada, Ambrosio García-Izquierdo comentó lo siguiente: "La tierra gira y gira y el destino parece que está en el mismo ritmo. No sé muy bien porqué pero últimamente parece que los mallos son mi casa, este verano (caluroso) he disfrutado repetidamente de ascensiones a mis queridos mallos.
Un buen día Toño Carasol me llamó con la idea de reequipar la vía Ángel López (seria y comprometida), con apenas media docena de repeticiones. Repetí algunas vías reequipadas por él, como la Norte del Puro; salí como no, con un profundo sentimiento de bienestar, reconociendo lo que fue la vía y lo que es ahora. Hay que admitir el cambio.
Comenté con Valentín Asensio y Gonzalo Prado la idea de maquillar la vía, a lo que no se opusieron. Confieso que más de una noche pensaba en si estábamos haciendo lo correcto, sustituir pitonisas y buriles por parabolt. El buen hacer de Toño y Manolo, que subieron la vía como nosotros la abrimos, les dio el juicio para reequiparla correctamente.
Así que a 33 años 1 día (como los penados) me veo con Toño por esos lares, ¿qué va decir un padre de sus hijos? La vía ha quedado maravillosa, una joya. Quedan recuerdos de la primera ascensión, como símbolo, Material a utilizar 10 cintas largas. Con sabor alpino. Reseña en la pagina de Inazio.Salu2 Tito.".

Final del segundo largo
 Ahora la Cintero se hace en 3 largos y se puede dar por terminada en la potente reunión que marca el primero de los rápeles del Puro, pudiendo llegar a la cima siguiendo cómodamente el cable. No obstante, hay que advertir a los "paraboltoinómanos" que tras la restauración, el itinerario no ha quedado -afortunadamente- como una vía deportiva; la calidad de la roca, sobre todo en el último largo, sigue siendo muy dudosa y alguno de los puentes de roca que nos vamos a encontrar son más bien precarios. Es recomendable no ir muy justo en el grado y tener algo de experiencia en la roca riglera para disfrutar de esta escalada.
 
Entre las recomendaciones y avisos para quien quiera realizar la vía, habría que incidir en dos puntos. Las aglomeraciones habituales a la hora de subir al Puro afectan muy negativamente a la Cintero por dos motivos: el primero de ellos es que si no somos los primeros en subir al Puro, lo normal será que quién esté rapelando nos moleste en nuestra escalada, ya que la vía va por la misma línea del rápel, llegando a imposibilitar la escalada por las cuerdas en tensión de quien desciende. El segundo motivo es que, mucho o poco, es inevitable mientras escalamos terminar tirando piedras a la chimenea del Puro, siendo peligroso para quien pase por debajo subiendo o rapelando. Tenedlo en cuenta y elegid horas, días o épocas en las que no nos vayamos a encontrar mucha gente circulando por la chimenea del Puro.

La normal de la Cuca Bellostas. Rodellar (Huesca). Reseña y croquis

La Ciudadela y la Cuca Bellostas
Bellostas  (o Bellosta) es un topónimo que por tres veces aparece en la Sierra de Guara. A la bonita, histórica y pequeña localidad de As Bellostas en la cabecera del barranco de Balcez (o río Isuala) hay que añadir las casas de los hermanos Bellosta en Otín y la aguja más emblemática de todas las que apuntan al cielo en el barranco del Mascún. Siguiendo la ruta de este nombre, parece evidente que el apellido Bellosta tiene su origen en el municipio de As (las) Bellostas y está comprobado también que el topónimo Cuca Bellosta o Cuca Bellostas procede de una curiosa y divertida historia que tiene a la familia Bellosta de Otín como protagonista.

Casa Bellostas, en Otín
La casa de Cosme Bellosta se hizo famosa fuera de la sierra de Guara gracias a la foto que realizó Lucien Briet el 17 de octubre de 1908 siendo todavía hoy -y a pesar de la ruina en la que se encuentra- una de las más monumentales de Otín y de las más reconocidas de toda la sierra. Sin saber el significado de "cuca" es difícil adivinar el origen del topónimo: La historia de "la cuca" surge por la reiterada costumbre que tenía algún miembro de la casa Bellosta de alardear de virilidad, muchas veces sin venir a cuento en la conversación, debido a la cantidad de hijos legítimos e ilegítimos que se adjudicaba el protagonista, así como del prominente tamaño que aseguraba que tenía su pene. Tan pesada se hizo esta costumbre que los vecinos de Otín se tomaron la venganza burlándose de la fantasmada y bautizando como "la Cuca de Bellosta" (la traducción literal vendría a ser "la picha de Bellosta") a la fálica aguja que desde el fondo del Mascún hasta lo alto de la costera de Otín controla el Real del Mascún. Desconocemos si el protagonista de la historia se sintió agraviado o agradecido con la comparativa pétrea entre su "cuca" y tan vistosa aguja.

La escalada de esta aguja fue un objetivo perseguido por las todavía escasas cordadas de escaladores que se acercaban a Rodellar a mediados de siglo XX. Los escaladores oscenses de Peña Guara previamente lograron vencer todas las dificultades serias de la que se conoce actualmente como vía normal, pero dejaron pendiente el proyecto y éste fue aprovechado por la cordada zaragozana Orobigt - de Pablo de Montañeros de Aragón para rematar el final de la vía y, de paso, rebautizar la aguja con el nombre de Manuel Bescós, fallecido un año antes en el descenso del Pisón.

La escalada de esta aguja, verdadero colmillo de la entrada en la boca del Mascún, es hoy en día una clásica muy agradable de realizar y en un entorno increible ya que la aproximación, remontando todo el Real del Mascún entre Rodellar y el inicio de la costera de Otín, permite recorrer unos paisajes de primer orden. Saliendo de Rodellar, realizaremos el camino de Otín hasta el inicio de la costera -donde la senda comienza a elevarse sin descanso hasta la llanura elevada de Otín- y, sin tomar la ruta a Otín, continuaremos remontando el cauce del Mascún unos minutos hasta situarnos al pie de la glera o pedrera que cae directamente desde la Cuca. No hay camino cómodo posible por esta glera, así que subiremos lo mejor que podamos, rodeando la base norte de la Cuca hasta situarnos en el collado entre esta aguja y la ciudadela. En total, 1 hora y media desde Rodellar.

Normal a la Cuca Bellostas. Ficha técnica.

Travesía de entrada
Largo de entrada. Para iniciar la escalada propiamente dicha deberemos de realizar un largo en travesía hacia la izquierda (cara norte), muy fácil pero expuesto y desequipado hasta llegar al spit - que es seguido por una interminable ristra de clavos del primer largo- que marca el inicio de la vía.

Descenso volado desde la cima
El primer largo (si obviamos la travesía de entrada) se encuentra hoy en día absolutamente "cosido" a clavos, siendo posible realizar toda su escalada en artificial sin forzar más que algún paso suelto en libre, siempre y cuando nos fiemos de la calidad y resistencia de los pitones allí emplazados. 6b (Ae) 25 metros

El segundo largo ofrece una preciosa salida por una fisura en la que se progresa muy bien en bavaresa y a partir de ahí las dificultades decrecen, pero también la calidad de la roca y el equipamiento. Reunión en una sabina rodeada por un buen montón de cintajos. 6a. 25 metros.

El tercer largo consiste en recorrer el corto tramo entre la sabina y la cumbre, por terreno fácil. III+. 15 metros. Posibilidad de empalmar estos dos últimos largos.

Vía prácticamente equipada con material muy vetusto, casi arqueológico, con algún caso absolutamente ruinoso; aunque esta vía se puede escalar sin llevar material de autoprotección, se hacen recomendables microfriends para las reuniones (aliens negro y azul), el Camalot 0.75 para la fisura del segundo largo y cordinos.

Respecto a su minúscula cima, no dejes de ver la Fotografía esférica de la cima de la Cuca Bellostas hecha por Ignacio Ferrando.

Para el descenso, la opción más directa y vertiginosa consiste en rapelar los 50 metros volados que desde la última reunión de la Paris-Texas (acceso expuesto) y tras un laborioso péndulo -cuidado con la longitud de las cuerdas, necesario machard o pato- nos deja en el collado de inicio de la escalada. La opción más fácil consiste en rapelar la vía y desandar la travesía de entrada hasta el collado de nuevo.

Nota importante: Debido a la normativa del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, en esta zona está prohibida la escalada del 1 de diciembre al 30 de junio por respetarse el periodo de nidificación.

Como documento histórico, transcribo aquí parte de la reseña original:
Primera escalada de la Aguja Manuel Bescós. 27 de junio de 1954.

Cortejo fúnebre de Manuel Bescós por las calles de Zaragoza
"No consigo quitar de mi mente el recuerdo de aquel aciago día en que un desgraciado accidente cortó la vida en flor del que fue compañero nuestro en la montaña y guía en la escalada, Manuel Bescós San Martín.

En aquel momento surgió en nosotros el firme propósito de que su nombre brillase con letras de gloria en la cumbre más alta que sin escalar hubiera. (...) Los Montañeros de Aragón pertenecientes al Grupo de Escalada hacían a principios de marzo una excursión con el fin de confirmar los rumores oídos sobre la existencia de un monolito de unos 70 metros llamado por los vecinos del lugar la "Cuca Bellosta".

Distante a media hora del pueblo de Rodellar (Huesca) y enclavado en el Barranco de Mascún, cual centinela perpetuo, yergue su figura colosal el monolito que hoy lleva el nombre del que fue amigo y maestro Manuel Bescós (q.e.g.e.).

El pasado día 26 de junio, un grupo de Montañeros de Aragón se trasladaron al Barranco de Mascún en autocar, montando el campamento a unos 10 minutos de la Aguja, procediendo a pernoctar en él para comenzar la escalada a la madrugada siguiente.

Primer largo de la Normal a la Cuca Bellostas
Debido a la inclemencia del tiempo nos vimos obligados a retrasar la ascensión por unas horas y así, tras las despedidas y deseos de suerte por parte de los compañeros, llegamos a la cara norte de la aguja a las nueve de la mañana para afrontar, después de una travesía horizontal, el comienzo de la escalada por la cara sur.

Empezamos el ataque teniendo que superar una ligera balma para entrar de lleno en una preciosa escalada vertical, donde la roca es segura y de no muy abundantes fisuras y escasísimas presas, teniendo que usar la doble cuerda y siéndonos de gran utilidad los estribos de tablas, hasta llegar al comienzo de una estrecha chimenea de unos 5 metros, al pie de la cual y en forzada postura, nos vimos obligados a reunirnos, ya que al primero de la cuerda se le acababan los mosquetones y las cuerdas no corren, pues nos hallábamos a unos 30 metros de la repisa de partida.

Manuel Bescós rapelando el Puro de Riglos tras su primera ascensión
Imposibilitados para hacer un paso de hombros como sería nuestro deseo, ya que la cordada se compone solamente de dos, y estando en una débil repisa lo consideramos improcedente, continuando la ascensión por la chimenea, y poco después de superada ésta, llegamos a lo primero que con un poco de imaginación podríamos llamar repisa y allí nos reunimos y encontramos un banderín metálico de "Peña Guara", señalando la máxima altura alcanzada hasta entonces. Después de unos minutos de descanso, continuamos la ascensión encontrándonos con una pared muy descompuesta que hace arriesgadísima en alto grado la escalada, y tras superar un difícil paso que tiene su base en la descomposición de la roca , toma la pared una leve inclinación (ilegible) escalada libre acrobática, hasta llegar a una nueva repisa situada a unos 2 metros de la cima, donde volvemos a reunirnos. A partir de aquí, el ángulo de inclinación se hace más pronunciado y, superándolo rápidamente, logramos alcanzar la cima a las siete de la tarde.

Dando gracias a Dios por el feliz término de esta primera ascensión, es nuestro deseo que brille en su cima con letras de gloria el nombre del que fue nuestro amigo y maestro Manuel Bescós San Martín.
(...)
Manuel Bescós San Martín. Protege desde el Cielo al escalador que ascienda a tu cima.

Material empleado: 2 cuerdas de 50 metros, 30 clavijas, 10 pitones, una pitonisa, 40 mosquetones y 2 estribos. Además de este material, se recuperaron 15 clavijas."

Fernando Orobigt Viñado
Esteban de Pablo

Yo he venido aquí a hablar de mi libro. Senderos de agua del Alto Gállego.

Atribuyen a José Martí aquella declaración de intenciones de tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol. Yo, desde la humildad o el conformismo ya estaba resignado a mantenerme en otro nivel y me había quedado más que satisfecho con adoptar un perro, escribir en un blog y plantar algo en mi balcón cada año. Sin embargo, las situaciones cambian y he cumplido una de esas premisas para ser un hombre completo y ahora, como Paco Umbral en su actuación estelar en televisión, hoy yo he venido aquí a hablar de mi libro. Aquel que caiga en este blog esperando encontrar las habituales historias sobre montañeros de referencia al leer este post se va a sentir defraudado, pero quería tener unas líneas y un ratico para algo en lo que he depositado bastante ilusión.

Cuando Ritxi y un servidor tuvimos la idea de catalogar exhaustivamente los descensos del valle de Tena, concretar esa ocurrencia en una publicación se antojaba algo bastante lejano. Sin embargo, ahora, un mes después de que el libro se haya publicado y con la seguridad que da a los autores saber que está vendiéndose muy bien, me permite como coautor observar reflexivamente el trabajo realizado y el tiempo invertido y concluir que ha merecido la pena.

Tengo que reconocer que ha sido Ritxi el que ha cargado sobre sus hombros el trabajo más duro; él tenía la motivación que me faltaba a mí para ir a explorar lejanos barrancos observados sólo en fotografía aérea, él dio la paliza (virtual) a los aperturistas para conseguir información y él se hincó en solitario una retahíla de descensos ponzoñosos sacrificando tiempo libre y material, sólo por el hecho de cumplir el objetivo de reseñar todo lo conocido y desconocido en el Alto Gállego. Gracias también a él y a su perseverancia se ha publicado la joya escondida del valle –la garganta del Costechal, cuya entrada es la portada de nuestro libro- tras decirle yo unas cincuenta veces la frase: “olvídate, ahí no hay nada” y darme cuenta una vez más de que era él el que tenía razón.

Y finalmente la criatura vio la luz con el interminable nombre de Senderos de agua del Alto Gállego. Barranquismo en el valle de Tena y Tierra de Biescas. El libro rompe con los esquemas establecidos por la costumbre en las guías de barrancos. No hemos convertido el catálogo de barrancos en un concurso de misses; es una recopilación de los descensos que existen en el valle y están los más bonitos, los más deportivos, los más acuáticos y también algunos que –con perdón- son una mierda. Hemos sido sinceros e incluso mi compañero en la autoría que tiene el listón barranquero más bajo que el común de los mortales, ha accedido a reconocer que ciertos descensos no merecen la pena. Los hemos puesto más pequeñitos, con menos líneas y con la consabida coletilla de “para coleccionistas”.

Descubrir y dar a conocer descensos ya abiertos como Santa Orosia, la parte superior del barranco del Infierno, Piniecho, Ollaza, Rimalo, la Garganta del Costechal e incluso haber tenido la suerte de haber realizado el primer descenso del barranco d’as Faxas justo antes de que fuera arrasado por un alud, da un punto de orgullo de autor. Que una vez que la gente lo ha leído todos los comentarios, incluso de quienes no nos lo esperábamos, sean positivos ya te deja lleno de satisfacción.

Aportamos también en el libro una novedad que creemos que es bastante útil en este tipo de publicaciones. La inclusión de ortofotos y mapas a escala 1:10000 que indica perfectamente la aproximación y el retorno, así como la información básica de cada descenso, para poder llevarte el mapa al barranco. Además, al estar hechos en polietileno en vez de en papel, no hay riesgo de que se moje o se rompa. Esto es lo que ha hecho que suba el precio del libro, pero creemos que ha merecido la pena apostar por esta novedad.

En fin, a los que os decidáis a comprarlo, espero que os guste. Enlazo en el lateral del blog el libro en Barrabés y aquí en La casa del libro para quien se quiera hacer un regalo.

Manu Córdova estrena blog


Nuevo blog en la red. Esta vez es Manu Córdova el que lo firma.

http://manucordova.blogspot.com

Actualización. NUEVO BLOG:
http://red.barrabes.com/ManuCordova/


Excepcional alpinista y escalador, además de excelente persona, Manu tiene a pesar de su juventud un curriculum montañero envidiable.

Confío en que el blog que ahora abre, sirva para que todos podamos apreciar aún más si cabe su enorme capacidad montañera y nos traiga a través del ordenador una pequeña parte del empuje y la motivación que caracterizan a este escalador.

Suerte con el blog, Manu. Estaremos atentos a todas las novedades que allí cuelgues.

Riglos: Macizo de los Fils

El macizo de los Fils, situado al este de Riglos, cierra la discontinua aunque colosal barrera que se abre desde el Firé y que forma lo que genéricamente conocemos como los Mallos de Riglos. Olvidada desde hace unos cuantos años por su aproximación más larga que para cualquiera de los mallos grandes o chicos, su diferente calidad de roca del conglomerado al que estamos acostumbrados y la relativa escasez de vías, este Macizo de los Fils encierra sin embargo bastantes sorpresas y mucha historia.

Hoy en día, parece que esta zona está despertando algo más de interés que hasta hace poco tiempo. Las estupendas vistas desde el mirador de los buitres, la ferrata del Cubilillo y datos históricos como el hecho de que en este macizo Rabadá y Navarro abrieran la primera y también la última de sus vías, son argumentos para acercarse por estas paredes para escalar algo o, esto es totalmente recomendable, venir a ver una de esas increíbles puestas de sol de Riglos.

Varias son las zonas en la que los escaladores han dividido por sectores este macizo:

Circo de los Clérigos (cara este) y cara norte:


Bonito y tranquilo rincón, donde alguna vía recorre esta zona por las debilidades que ofrece la pared, generalmente por fisuras, espolones y diedros abiertas casi todas a mediados de los 70 por Jesús Vallés, Fernando Orús, Alfonso del Corral y Ambrosio García-Izquierdo entre otros. Algún nombre curioso adorna esta zona, como la Fisura Carlitos, bautizada así por ser abierta el 23 de noviembre de 1975, día de la coronación como rey de Juan Carlos de Borbón.

Peña Don Justo:

Conquistada ya en 1947 por una cordada encabezada por Ángel Serón, el nombre de la peña responde a la dedicatoria que los aperturistas le hicieron a don Justo Garasa, vecino del pueblo muy querido por los escaladores por ofrecer alojamiento a éstos en su casa. En esta peña realizó la cordada Rabadá-Navarro la apertura de su primera vía, la vía de los Diedros (1959) y es también precisamente en este modesto monolito donde Alberto Rabadá abrió su mayor cantidad de vías en un mismo mallo o peña, con un total de cuatro: la oeste (con Pepe Díaz), la Edil (con Julián Vicente y Pepe Díaz), la de los Diedros (con Ernesto Navarro) y la de la Risa (con Ernesto Navarro y Ursi Abajo).

En 2007, Toño Carasol y Gregorio Villarig en un primer momento y ambos dos con Ángel López “Cintero” en una segunda parte, abrieron la última vía de la Peña: la vía Alba Villarig, a la izquierda de la vía de la Risa.

El Tornillo y el Falso Tornillo:

La estratigrafía del conglomerado de los Fils, que alterna zonas arenosas y muy erosionables con otras más duras, lo que proporciona un aspecto plagado de techos y cornisas a los monolitos. La imaginación de los escaladores a echado el resto y ha bautizado como Tornillos a un par de pequeñas peñas situadas al sur de los Fils.

La última vía de Rabadá y Navarro (vía Miguel Vidal, grabada por éste en la película Siempre Unidos) se realizó en el Falso Tornillo.

Ravier al Tozal del Mallo: Repeticiones y más repeticiones

Tozal del Mallo: primeros intentos
Ravier al Tozal del Mallo: apertura y croquis

Primera repetición, que resultó no serla: cordada Despiau-Bellefon

Agosto de 1957: Cuatro meses después de que la vía Original o de los Franceses fuese abierta, otros dos insignes escaladores galos se dirigen por el mismo camino que sus predecesores a realizar la primera repetición de la vía; se trata de Patrice de Bellefon y de Raymond Despiau. Debido a que el verano ya está en su apogeo, el descenso desde la brecha no lo hacen con esquís como Ravier y compañía, sino caminando mientras disfrutan del espectáculo que Ordesa ofrece desde las alturas.

A pesar del peso de su material de vivac, se puede decir que andan bastante ligeros debido a que, gracias al croquis que les han cedido los aperturistas, saben que el material a cargar no es excesivo ya que la vía ha quedado prácticamente equipada con 35 clavos a lo largo de toda la vía, algunas cuerdas fijas, mosquetones e incluso estribos en los pasos más comprometidos. Con estas previsiones, Bellefon y Despiau se preparan a pie de vía, seleccionando de manera previsora algunos pitones que les puedan hacer falta y comienzan la escalada.

Tras algunas dudas por el itinerario a seguir ya que los primeros largos están sorprendentemente desequipados, al llegar a la Chimenea característica Bellefon logra superar en libre el paso gracias a una oposición que en aquellos tiempos todavía era posible hacer sin deslizarse irremediablemente hacia abajo como hoy en día. Un poco más arriba, en el largo más exigente, lo que hasta ahora era una más que fundada sospecha se convierten en evidencia; tras 6 largos no han encontrado ni un solo pitón y todo parece indicar que no están realizando la primera repetición como ellos creían y que, quien la haya hecho antes, se ha llevado todo el material dejado por sus compatriotas.

En el siguiente largo, por fin tienen un motivo de alegría: encuentran el primer pitón de toda la vía, aunque poco después la situación se acaba de complicar por el bloqueo de las cuerdas; con el material claramente escaso, las cuerdas atascadas, varias caídas previas y sin estar del todo convencidos de hallarse en la vía más que por las referencias que les dan algunas marcas de despitonaje, Despiau se ve obligado a jugarse la vida con una maniobra muy arriesgada: clava un dudoso clavo, se desata del encordaje y se ata a la cuerda de izado del petate que previamente ha fijado al clavo, se da unos metros para tratar de llegar a una cornisa que observa más arriba y sale a la aventura, atado con la cuerda del petate a un mal pitón como único seguro. Finalmente todo sale bien y aunque Bellefon tiene que subir recogiendo aros porque las cuerdas siguen sin correr -amén de una caída sin más consecuencias- , finalmente se pueden reunir los dos con el susto en el cuerpo en el vivac antes de entrar en la chimenea.

Al día siguiente, sin más contratiempos recorren la chimenea hasta la cima donde quedan con la duda de quién habrá dejado esos muros desequipados.

*************

Unos meses antes...

Primera repetición: cordada Rabadá-Montaner-Bescós

Mayo de 1957: Un mes después de que la vía Original o de los Franceses fuese abierta, tres insignes escaladores aragoneses se dirigen desde la pradera de Ordesa a realizar la primera repetición de la vía; se trata de Alberto Rabadá, Rafael Montaner y José Antonio Bescós. Para ellos, la apertura de la sur del Tozal ha supuesto un duro golpe. Llevaban tiempo queriendo ir a realizar esa escalada, pero dejaron pasar el tiempo y la cordada francesa terminó por adelantarse.

En esta ocasión, apenas pudieron subir unos 80 metros debido a las condiciones meteorológicas, pero no se fueron de vacío. En apenas un par de largos, pudieron recuperar de la pared con absoluta incredulidad varias clavijas, algunos mosquetones y unos estribos. Se hacía necesario volver a aquella especie de “cueva de Alí Babá” del que salía gratis el ultramoderno material francés.

Unas semanas después de esa retirada, entre el 20 y 22 de junio de 1957, justo antes de volver a Ordesa, Alberto Rabadá y Rafael Montaner abren la Serón-Millán junto a Pepe Díaz y Ángel López "Cintero", empezando de esta manera a dar por terminados viejos proyectos colgados desde hace tiempo. Por lo visto, la experiencia con la cordada de Ravier en el Tozal les ha valido para no dejar en suspenso sine die las vías pendientes y darse prisa en culminar los proyectos.

Junio de 1957: la cordada aragonesa vuelve a la vía y tras recorrer de nuevo los primeros largos, llegan a las primeras dificultades serias (el diedro y la Chimenea característica). En palabras de José Antonio Bescós, “recibimos como singular maná varios largos de cuerda extraplomados, equipados con relucientes clavijas abandonadas por nuestros predecesores en clara ostentación de su boyante economía. Lógicamente, la respuesta de nuestros autárquicos y magros recursos ante tamaño despilfarro fue dejar la vía absolutamente limpia”.

De esta manera, terminaron al día siguiente la vía con algo más de 70 clavijas (las que llevaban y las 35 que recuperaron) y descubrieron la rentabilidad que supondría poner Francia como destino de sus próximas escaladas. También se explica en ese afán por el clean-climbing el que los aragoneses tardaran 22 horas (5 más que los franceses) en realizar esa escalada.

Tozal del Mallo (1957) Ravier

En la Semana Santa de 1957, un grupo de cinco escaladores franceses atraviesa con los esquís la Brecha de Rolando para llegar a Ordesa y, después de dejar sus tablas en las proximidades de la cima del Tozal, continúan descendiendo hasta la pradera para alojarse en la antigua casa Viu donde pasarán la noche. Al día siguiente, realizan la subida de Carriata hasta la base del Tozal donde se preparan para realizar una de las más importante aperturas que hasta entonces se había realizado en Aragón.

Jean Ravier, Claude Dufourmantelle, Marcel Kahn, Claude Jaccoux y Noël Blotti forman el grupo de escaladores que están superando las murallas de la imponente cara sur del Tozal del Mallo. Su presencia queda ignorada desde las profundidades de la pradera de Ordesa, donde nadie sospechaba que hubiera alguien escalando hasta que no llega la noche y la luz de los frontales delata su presencia al inicio de la larga chimenea que lleva a cima.

En los primeros largos siguen el itinerario realizado por José Santacana en su intentona de realizar la primera, pero allá donde él se desvió hacia la “plaza de Cataluña”, los escaladores franceses continúan el trazado vertical y directo que se habían propuesto a realizar. Tras las falsedades de Jorge A. Gavin y los intentos de Santacana, los franceses se encuentran con otra sorpresa: a 100 metros de la base, las enigmáticas iniciales “C.I.” aparecen grabadas en la pared.

Tras los primeros largos ya recorridos por Santacana, el primer paso de compromiso es el gran desplome de la “chimenea característica” como es conocida desde entonces. A base de pitones y de dejar cuerda fija, logran superar en artificial un paso que hoy en día ha quedado absolutamente pulido por el paso de los escaladores. Al terminar ese primer paso complicado, todavía les queda una buena sección de desplomes con la que terminan de apurar el día.

Al día siguiente, sólo les queda recorrer la chimenea que, fácilmente, van superando hasta llegar a la cima. En apenas 17 horas de escalada efectiva completan el recorrido, tras dejar la vía prácticamente equipada con 35 pitones de los casi 100 que se colocaron, mosquetones, cuerdas fijas y un estribo.

Es probable que todavía no se le dé a la apertura de la Ravier la importancia que realmente tuvo en el desarrollo de la escalada en Aragón. Aunque no se puede decir que las aperturas locales conseguidas hasta entonces carecieran de importancia, sí que es justo reconocer que el año 1957 marca un punto de inflexión en las realizaciones de aquella generación de escaladores aragoneses que comprueban gracias a esa escalada el estilo y los medios de los vecinos franceses; por una parte, los aragoneses se abren al exterior dentro de las modestas posibilidades que su economía ofrecía, realizando escaladas de envergadura en el pirineo francés. Por otra parte, comienzan a diseñarse otros estilos de vías caracterizadas por la búsqueda de las grandes verticales, las líneas directas y los trazados de dificultad, dando origen a las grandes clásicas de las que hoy todos disfrutamos.

Adjunto dos excelentes reseñas / croquis de la Ravier al Tozal del Mallo extraídas de Onaclimb y Caranorte.

Primeras repeticiones de la Ravier al Tozal del Mallo: leer aquí.

Tozal del Mallo: intentonas y falsedades (1944-1956)

Quizás más que en ninguna otra cumbre, la toponimia del Tozal del Mallo expresa una exacta descripción de lo que nos vamos a encontrar antes de verlo; una traducción rápida y chapucera del aragonés -obviando todos los matices que tienen los términos "tozal" y "mallo"- vendría a denominar a este lugar como el "pico del paredón". Otras acepciones que en su día se le dieron como "el trono del diablo" o "el retablo" hoy en día están menos difundidas entre los montañeros, aunque se sigan utilizando en los folletos turísticos por su mayor expresividad romántica.

De apariencia más o menos ciclópea según la situación del observador -parece más ancho desde la entrada al valle y más estilizado según nos vamos internando aguas arriba del Arazas-, esta gran muralla da la bienvenida a los visitantes, turistas y montañeros que se acercan al valle de Ordesa, sobrecogiendo a todos por muy acostumbrado que se esté a su presencia.

En 1953, el gran pirineista francés Robert Ollivier publica el segundo tomo de su famosa guía de los Pirineos en el que da información detallada sobre la primera ascensión al Tozal del Mallo. En ella, sin demasiados detalles técnicos sobre las dificultades de la vía, explica la escalada realizada por Jorge Antonio Gavín y José Luis Rodríguez a la imponente cara sur del Tozal del Mallo el 21 de agosto de 1944. Esta primera ascensión, que fue relatada por el mismo Gavín a Ollivier, pronto se demostró sin ningún fundamento y totalmente falsa. Al respecto, es muy interesante leer el comentario realizado en 2007 por José Antonio Bescós en el Anuario de Montañeros de Aragón dedicado a los 50 años de la –ésta sí- primera ascensión a la cara sur del Tozal del Mallo.

Dice el veterano escalador aragonés: “Editóse la guía por el Sr. Ollivier al arranque de los años 50 y al recibir los primeros ejemplares de la misma en los círculos de Montañeros de Aragón en Zaragoza, se percibió un cierto tufillo a cuento chino en lo relativo a estas dos escaladas, pues aunque el Sr. Pérez/Abadías (así llama J.A. Bescós a Jorge A. Gavín, ya que al principio del artículo explica que no recordaba su nombre, pero que le sonaban alguno de esos apellidos) era remotamente conocido como montañero, en ningún caso se le podía considerar capaz de realizar unas escaladas como las descritas. Además, su compañero, cuyo nombre no recuerdo, resultó no ser conocido por nadie a quien se le cuestionó sobre el caso. Igualmente todos los montañeros (escasísimos por aquel entonces) que en las fechas indicadas acampaban en Ordesa (¡qué tiempos!) o hacían montaña por el macizo, no habían encontrado a nadie en sus ascensiones, ni nadie oyó el más mínimo comentario sobre unas actividades tan extraordinarias para la época. Finalizadas las indicadas pesquisas, se llegó a la sabia conclusión de que a nuestro buen amigo Robert “se la habían metido doblada”, como diríamos hoy en día, pero en aquellos gloriosos años de pudibundez, mojigatería, corrección y racionamiento, sólo le habían faltado a la verdad indecorosamente”.

No sólo en la guía Ollivier plasma Jorge A. Gavín su "primera". En 1952, según relata Jesús María Rodríguez Pozo en su guía Ordesa, Senderos de Piedra, Gavín "firmaba un artículo en la revista Pyrenaica de la entonces Federación Vasca Navarra de Montaña, en la que narraba su primera ascensión en 1944 de esta gran pared". Según lo observado en el croquis de la guía Ollivier, por lo visto Gavín se fijó más en la fisura Picazo que en la chimenea de la Ravier para trazar con su imaginación la apertura que nunca existió.
Como nota curiosa y burlándose -por la parte que le toca- de estas pretensiones aperturistas sin tocar la pared de Gavín, Christian Ravier abre en 2008 en Ordesa, junto a Martín Elías y Alex Corpas, una vía a la derecha de la Rabadá-Navarro del Gallinero, bautizándola con mucho humor como "Los prismáticos de Gavín" en cuya reseña de la escalada afirma que "las murallas de Ordesa son propicias a los delirios".

No es hasta 1954 cuando se produce el primer intento -esta vez real- de conquistar la atractiva pared sur. José Santacana asciende por los primeros largos de lo que unos pocos años después será la Ravier, pero buscando el itinerario más fácil, evita por la izquierda los desplomes que más arriba se le presentan, logrando llegar en alguna tirada más en horizontal a lo que desde entonces se denomina "Plaza de Cataluña". Desde aquí, y aunque se intenta tirar algún largo más en vertical, la realidad se impone y deciden dar por finalizada la escalada, quedando actualmente de ese intento la llamada "travesía Santacana" como manera más fácil de acceder a la Plaza de Cataluña y a las vías que por ella pasan.

Apenas un año después se abre la Gómez-Khan, primera vía que termina en cumbre en el Tozal. Para ello, los escaladores que dan nombre a la vía escalan el espolón este, empezando para ello prácticamente a mitad de pared, accediendo desde el lateral del circo de Carriata. Aunque Rabadá y Pepe Díaz abrieron la parte inferior, hoy en día esta vía prácticamente sólo se realiza como salida de vías como la Despiau, la Anglada-Civis o la Aliga.
Debido a que las dificultades de este pico se concentran en la cara sur -el imponente "mallo del tozal"- a la Gómez-Khan, sin quitarle ni un punto de su carácter de pionera, no se la considera la primera escalada del Tozal del Mallo, dándole ese honor a la Ravier.

La Norte del Puro: en honor a la verdad (2ª parte)

La Norte del Puro (ver croquis), culminada en 1960 por Alberto Rabadá y Ernesto Navarro tuvo su primera intentona un año antes. Aquella vez acompañaba a Rabadá un joven Gregorio Villarig.
Leer primera parte.

La historia relatada es la misma, pero contada por los dos protagonistas. El texto que narró en 1960 Rabadá está escrito en verde y el de 2003 de Villarig en azul.

..........
2ª parte:

Alberto Rabadá: "Trepando por los estribos (Villarig) se sitúa de nuevo en el último clavo ¡buen clavo! Otro más arriba le ayuda a terminar el delicado paso, situándose en un "cornisín" desde el que se supera un pequeño nicho a la derecha".

Gregorio Villarig: "Salgo de la reunión nuevamente a libre, paso junto al clavo en la entosta que me había parecido una birria y que lógicamente me ha parado la caída. Sigo y un poco antes de llegar a las presas minúsculas clavo una pitonisa (fabricada donde yo trabajaba) de unos dos centímetros, es buena, pongo un estribo y desde él llego tranquilamente a la presa con forma de naranja y paso la panza"


................

A.R.: "(Villarig supera) varias "pancillas" de menor proporción y me da las voces para que me prepare. Tras mis chemequeos en la que bautizo como "Panza del Lamento" y mis apuros para localizar por dónde ha pasado las "pancillas" de marras, llego a una buena cornisa, unos metros por debajo de mi compañero, al que diviso cómodamente arrellanado en otra mejor todavía"

G.V.: "A partir de aquí no sé qué me ocurre, el caso es que entro en un terreno que se me hace fácil, voy trepando pasando las panzas siempre por la izquierda al punto que se me olvida que los clavos existen. Veo una fisura para clavar en el centro del espolón y de repente me doy cuenta de que llevo muchos metros, unos veinte, sin clavar desde la pitonisa, que para el estribo vale, pero a efectos de caída no sirve y luego el clavo de la entosta que ya aguantó el tirón."

Aquí Villarig sigue relatando que, a pesar de que esta tirada hoy se hace en dos largos, él sólo puso tres seguros: el mal clavo que retuvo la caída, la pitonisa del estribo y una melilla que clava en el centro del espolón
.

G.V.: "Los chemequeos y dificultades para localizar por dónde ha pasado las "pancillas" su compañero que relata Rabadá se deben a que el clavo está en el centro, la cuerda va lógicamente por el centro y él trata de pasar pasar por el centro hasta que cuando se aproxima a mí y ya nos oímos le digo que lo he hecho casi todo por la izquierda".
...............

A.R.: "Como la protagonista del cuento, no he contado con los imponderables; esta vez son mi joven compañero, quien se encarga de dar al traste con los proyectos con los que se inició la excursión por esta pared, pues a pesar de habernos subido hasta aquí material de vivac y "bombilleo" en una no muy pesada pero sí molesta mochila, de repente, se ha acordado de que se ha dejado el grifo del baño abierto. Tras asegurarme de que esto es cierto y que no influye para nada haber sufrido alguna lesión en su involuntario "retroceso", me quedo más tranquilo e iniciamos el descenso".

De forma rutinaria Villarig pregunta: -¿Qué hora es?-.-Las tres- contesta Rabadá que ya estaba estudiando cómo resolver el siguiente largo, que probablemente les iba a dejar muy cerca de la cima. Villarig no pensaba que hubiese pasado el tiempo tan rápido y le dice: -eh... pues tenemos que bajarnos-.
Rabadá no entiende nada, "estamos bien" dice "hasta la noche quedan muchas horas y seguro que hasta llegamos al suelo" a lo que Goito contesta "ya sé que llegamos al suelo, pero no al tren".

G.V.: "(Rabadá) se enfada un pelín y aunque no entiende nada, al final comprende que su situación no es la misma que la mía. (...)Yo soy un chaval de diecinueve años recién cumplidos(...) Perder el tren suponía que tus padres no te vieran llegar por la noche, que no había teléfono al que avisar y que pasarían toda la noche en blanco, toda la mañana del lunes y que llegaras entre la una y las dos del mediodía, o sea, que además del susto-disgusto que causabas, podría ocurrir que te despellejaran o, en tono menor, que te prohibiesen salir y, si todavía te quedaba resuello, el martes había que enfrentarse al jefe de personal de la fábrica y explicarle porqué no habías ido a trabajar. Éstos son los hechos y motivos que Edil resume con la frase "mi joven compañero se ha acordado de que se ha dejado el grifo abierto". Lo del material de vivac y el "bombilleo" (se refiere a la comida) debe de referirse a otra escalada o la que hizo con Navarro ¿para qué lo quería subir si jamás pensé en hacer vivac?".

Desde el lugar donde se encuentran contornean la cara interior del Puro y aparecen unos metros por encima de la piedra empotrada del collado del Puro. Destrepan hasta el rápel y desde ahí inician el descenso.

................

Julio de 1960

A.R.: "El primer domingo de julio estoy otra vez en Riglos, aunque esta vez mi compañero es Navarro ya que con Villarig no he podido coincidir ningún domingo anterior y ahora anda haciendo méritos para que le den los días necesarios de vacaciones para poder ir a los Alpes"

G.V.:"Ha pasado casi un año y de repente a Rabadá le entran unas ganas inusitadas de ir a terminar la Norte del Puro. Estamos en julio y me propone ir, pero a mí me falta una semana para ir a los Alpes con Manuel Ansón. Tengo movida en la fábrica para que me den una semana de más, cosa difícil en la época (...). Le digo que imposible, el primer domingo que haya después de Alpes. Me dice que no, que pueden venir los catalanes (grupo de Anglada) y "pisárnosla", alegato que hubiera sido bueno de no haber sido porque los catalanes estaban también yendo a los Alpes (...). Intento convencerlo de que lo retrase, dice que se va a buscar otro compañero, se lo propone a Navarro que acepta encantado. Van y la terminan"

La Norte del Puro: en honor a la verdad (1ª parte)


"He estado, si la memoria no me falla, unos cuarenta años mudo". Con esta frase comenzó en 2003 Gregorio Villarig el relato del primer intento a la Norte del Puro en la que él fue, junto con Alberto Rabadá, protagonista. Todo surgió a raíz de la publicación del libro Rabadá y Navarro de editorial Barrabés, donde los autores narraban la historia de la primera intentona de esta vía tomando como fuente documental el artículo escrito por Rabadá para el boletín nº60 de Montañeros de Aragón. Efectivamente, 43 años después de que Edil escribiera ese artículo Villarig aclaraba en el anuario dedicado a los 50 años de la 1ª ascensión al Puro ciertos puntos exagerados, inexactos o directamente inventados por Rabadá, todo ello desde el más absoluto de los cariños y sin ningún afán de revancha ni protagonismo.

La publicación en el blog de Gregorio Villarig de la Norte del Puro con Cecilia Buil (en el artículo que inauguró su blog también contó esta escalada con Toño Carasol) me ha llevado a recordar la historia y transcribir la escalada contada por los dos protagonistas, Rabadá y Villarig. Para aclarar las diferentes versiones transcribiré en verde lo escrito por Alberto Rabadá en 1960 y en azul la réplica de Gregorio Villarig en 2003. Lo que viene a continuación son sólo extractos de sus artículos, recomiendo la lectura de los originales mucho más extensos y entretenidos que lo que yo pueda contar aquí.

Sobre la historia previa que llevó a Rabadá y a Villarig a la Norte del Puro también se publicó este artículo en 2008 en los Cuadernos Técnicos de Barrabés.

..........

30 de agosto de 1959

Antes de empezar la escalada, estando ya a pie de vía, la cordada se ata con el nudo Edil.
Alberto Rabadá: "Sin hacer mucha fuerza logro convencer a mi compañero para que se ate con un nudo nuevo que estoy experimentando"

Gregorio Villarig: "Es cierto que el nudo, llamado "Edil" desde entonces, se estrenó en escalada ese día. Nos lo pusimos los dos y yo más arriba lo "homologué" cayéndome; no es cierto que yo no supiera de qué iba el nudo, porque ese nudo lo habíamos ensayado muchas veces en el taller de la Avenida de Madrid colgando las cuerdas de una viga de madera del techo".
..........

Tras superar la cueva del Puro, Rabadá se desvía por terreno nuevo para llegar a la entosta de la Norte y seguir hacia arriba. El roce de las cuerdas les hace cambiar de planes; Rabadá recupera a Villarig hasta la entosta para que monte nueva reunión y corran mejor las cuerdas y continúa Edil hasta debajo de una panza donde monta una reunión "de circunstancias". Sin más problemas, Villarig recupera el largo y comienza a tirar el segundo largo.

A.R.: "Continúa Villarig esta segunda tirada sobre un par de clavos en los que coloca estribos. Otro clavo más y me comunica que esté atento, pues va a salir en libre. Así lo hago y apenas tengo tiempo de oír un leve lamento que turba el pacífico sueño de un par de cuervos que sesteaban en... la peña de Don Justo"
G.V.:"No ocurrió así. Yo salgo de la reunión a libre dos, tres metros y pensando en la reunión, que yo la considero precaria, busco desesperadamente meter un primer clavo de seguro que nos dé un respiro" Aquí Villarig explica su situación: sólo consigue clavar en una entosta que le parece "una auténtica birria" un pitón rarísimo -más ancho que largo- hecho por un herrero según indicación de Rabadá y Cintero en el que se le "ponen los pelos de punta sólo de pensar en colgarse de ese clavo". Villarig sigue hacia arriba sin poder clavar nada más y debido a la dificultad del paso se queda bloqueado sobre presas minúsculas intentando agarrar una buena presa naranja en la siguiente panza. "Pero allí no se puede estar eternamente, las manos se me cansan y los dedos se me escurren, intento de nuevo llegar a la presa naranja pero me he encogido y ya no llego ni a tocarla. Ahora sé que me voy a caer, es cuestión de tiempo que aguenten las yemas de los dedos que ya no las siento. Aviso a mi compañero ¡Rabadá que me voy, que me voooyyyaaymamica mamica! El primer "me voy" lo oyó, la segunda parte de la frase le pareció un alarido"
..........

Continúa el relato:
A.R.: "No tengo que preguntarle qué ha pasado ya que a mi lado vuelvo a tener al compañero con la cara lo suficientemente explícita para que sobren las palabras que no puede articular. Le pregunto si no se ha salido del encordaje, cosa que lo deja algo consternado. Por mi parte quedo la mar de satisfecho al ver que la única prueba que le faltaba al nudo ha respondido satisfactoriamente"
G.V.: "Cuando me doy cuenta de que me he caído, estoy con los pies separados en la pared, el cuerpo erguido y no me he hecho ni un rasguño. Estoy por debajo de Rabadá, miro hacia arriba y lo primero que veo es su cara con una amplia sonrisa diciéndome ¡pues no te has ido tan lejos! y además "no te has salido" refiriéndose a la incredulidad de Rafael (Montaner) que suponía que si en una caída se salía la cuerda del hombro y caías boca abajo también se saldrían las piernas".

Leer la segunda parte.

Reseñas de la Norte del Puro, aquí.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...