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Lo primero, la montaña

Serón - Millán (Mallo Pisón - Riglos): Reseña y croquis

Ubicación del pie de vía: tomar como referencia la marcada chimenea a la derecha del Puro por la que discurre la vía y situarse en la vertical, bajo un pequeño árbol que se encuentra a 30 metros del suelo al nivel de la segunda reunión. Desde ahí, seguir remontando la cuesta a pie de vía unos 10 metros, junto a un muro gris bajo un visible nicho horizontal alargado a 7 metros del suelo.

L1: Escalar fácilmente el muro hasta llegar al nicho a 7 metros del suelo, que se recorre de derecha a izquierda en su totalidad. Recomendable proteger la salida del nicho (C4 #1 (Camalot rojo), el siguiente parabolt está cerca, pero el suelo también). Escalar el muro (V) hasta una repisa y atravesarla hacia la izquierda atravesando dos nichos. A la salida del segundo, arriba, está la reunión.

L2: Superar la panza (6a+) que domina la reunión por su izquierda y escalar con ligera tendencia a la derecha hasta alcanzar un nuevo nicho, del que saldremos hacia arriba por su izquierda para alcanzar fácilmente "el trono", repisa de la segunda reunión.

L3: Comenzar por un corto diedro encima de la reunión y salir de él (V+) con tendencia a la izquierda hacia otro diedro poco marcado. Por terreno muy fácil pero expuesto (un solo puente de roca en 10 metros) alcanzar un parabolt que marca el comienzo de la diagonal hacia la derecha que, buscando los pasos más fáciles, nos lleva a la reunión.

L4: Escalar el muro a la izquierda de la marcada fisura situada encima de la reunión y, una vez superada, seguir fácilmente por un muro hasta llegar a la cueva (vivac en la primera ascensión). Superar trabajosamente el techo (6b/A0) y tras un corto paso de diedro (recomendable proteger) llegar a la reunión.

L5: Seguir sin problemas por el diedro, con atención a la pésima roca del muro de la derecha. Llegar a la cueva -más fácil de lo que parece desde abajo- protegida con un clavo y un puente de roca (V+) y al llegar a las cornisas herbosas y terrosas de debajo del collado del Puro, desplazarse a la derecha bajo la chimenea en busca de la reunión. Posibilidad de enlazar L4 + L5 (53 metros).

L6: Superar el corto muro situado encima de la reunión y por un corto diedro (IV+), entrar en la reunión a la que llegan los que vienen desde el collado del Puro.

Paso de hombros. Rabadá sobre Montaner
L7: Comenzar por el profundo diedro hasta la panza que lo cierra (V+) bien visible desde la reunión. Tras superarla, continuar en la misma tónica y al llegar a una entosta en forma de cuña, desplazarse a la derecha de esta cuña, encontrando inmediatamente la reunión. Posibilidad de enlazar L6 + L7.

L8: Fácil largo (IV+) en el que el diedro definitivamente se convierte en chimenea avanzando fácilmente en X gracias a la cercanía de las paredes y al tamaño generoso de las presas.

L9: Largo muy corto (IV+) con las mismas características que el anterior. Posibilidad de enlazar L8 + L9.

L10: La chimenea se va cerrando (V) hasta terminar convirtiéndose de nuevo en diedro. Reunión a la izquierda en la cornisa "edílica" (vivac en la primera ascensión) utilizada antes del reequipamiento para terminar por el escaqueo de la izquierda, pero con el primer seguro un poco alejado si vamos a seguir por la vía original.

L11: Seguir por el diedro aprovechando la fisura y las presas del muro de la izquierda (6a) hasta que se pierde verticalidad progresivamente y se alcanzan las primeras sabinas de la cima. Ultima reunión con dos paraboles sin argolla a la derecha de la segunda gran sabina en terreno ya definitivamente tumbado. Posibilidad de enlazar L10 + L11 (55 metros). Cima.
En la cornisa "edílica". Último vivac

Pasos clave
1er largo. Muro a la salida del 1er nicho. Roca descompuesta en los nichos.
2º largo. Panza de salida de la reunión. Paso fino, pero excelentemente asegurado. Roca descompuesta en el nicho.
3er largo. Tras el cuarto seguro (buen puente de roca) hay varios metros de escalada fácil sin ningún seguro hasta llegar al parabolt. Posibilidad de proteger el paso con el Camalot #0.5 (morado).
4º largo. Cueva del vivac. Salida dura en libre, sin problemas en artificial.
5º largo. Roca descompuesta en el muro de la derecha. Cueva con salida algo exigente.
7º largo. Panza que cierra el diedro.
11º largo. Diedro final con algún paso exigente.

Ver descenso del Pisón.


Los motivos del reequipamiento de la parte inferior:

Ver historia de la apertura.

Pasaban los años y eran escasísimas las cordadas que se aventuraban a subir la Serón-Millán sin atravesar desde el collado del Puro y quienes lo hacían, la mayor parte de las veces terminaban rapelando desde la primera o segunda reunión. Muestra de estos abandonos era la acumulación de cordinos, buriles y clavos en las primeras reuniones, llegando a encontrarse en "el trono" una unión de diversos anclajes que sumaban dos metros de extremo a extremo... y ésta era sólo una de las tres reuniones similares que entre la "cicatriz" y el "trono" existían.
Parte del material retirado de la vía tras el reequipamiento
Hace unos años (por la fecha que pone en los clavos colocados como químicos, fue probablemente en el año 2002) los Grupos de Montaña de la Guardia Civil reequiparon la chimenea, dejando involuntaria y definitivamente condenada al olvido la parte inferior con su acumulación de material arcaico e inútil para su función. Ese reequipamiento de la parte superior atrajo consecuentemente a más escaladores a realizar la chimenea de la Serón-Millán que, a falta de otro itinerario más seguro, accedían a este tramo superior a través de la Normal del Puro. La consecuencia de ese reequipamiento "a medias" de una vía se hizo evidente a los pocos meses: las típicas aglomeraciones en la Cueva del Puro, uno de los puntos más conflictivos de Riglos en lo que a masificación se refiere, se agravaron y el pandemónium de escaladores que subían, que bajaban y que se quedaban bloqueados en el desplome de la cueva llegó a formar escenas muy curiosas.

El actual reequipamiento de la parte inferior -restauración, habría que decir- se llevó bajo el más estricto seguimiento a la ética de los reequipamientos, respetando la personalidad de la vía tanto en lo referente a su itinerario, como al número de seguros emplazados: la restauración se realizó con el permiso de Cintero, realizada desde abajo y sustituyendo seguros viejos por nuevos, llevado esto último a cabo sin añadir mayor número de anclajes que los que ya existían; aún diría más, ahora hay menos anclajes de los que había en un principio al eliminar la sobreacumulación de buriles en las reuniones. Sólo se ha modificado mínimamente el emplazamiento de los anclajes fijos en unos pocos casos para evitar rozamiento innecesario y evitar las cornisas en las caídas. De la inutilidad real del material encontrado se podría hablar largo y tendido, pero pondré sólo tres ejemplos:
1.- buril que salta en el muro del primer largo haciendo una suave palanca
2.- clavo retorcido que se parte al principio del tercer largo al primer intento de extraerlo
3.- clavo que salta en el nicho del segundo largo con la tensión producida en la cuerda por una caída ¡¡del segundo de cordada!!

Toda esta explicación viene a cuento porque, tras obtener el permiso de Cintero en 2009, la noticia corrió de boca en boca entre los veteranos y dicha restauración despertó muchas dudas en escaladores a los que tengo mucho aprecio: Villarig en su blog y Jesús Bernal en el comentario a ese mismo post no veían clara la necesidad de reequipar la vía y abogaban por dejarla como estaba.

Tercer largo
Séptimo largo
Comentario de Gregorio Villarig: (...) No obstante, hay que decir que es curioso, que esta combinación de subir la vía normal del Puro y continuar por la chimenea de la Serón-Millán se haya quedado con la denominación de “Serón-Millán”. La genuina la hicieron el 20, 21 y 22 de Junio de 1957, Rabadá, López, Montaner y Díaz. Y se trazó al aplomo de la chimenea, menos las dos primeras tiradas, comenzando casi en las cuevas de la Virgen y derivando luego hacia la izquierda a la busca de unos diedros en dirección a la chimenea. De su dificultad habla alguien tan poco sospechoso como “el Bunny” en su libro Verticualidad, que dice más o menos, en aquellos años, no se había hecho nada parecido ni al norte ni al sur de los Pirineos y, si acaso, quizás alguna equiparable en Dolomitas.
Pero quiso la necesidad o la urgencia de aquellos viajes “relámpago” en moto que hacían Anglada y compañeros a Riglos, que optaron por aquella combinación por el collado del Puro y así hacer posible llegar el sábado, escalar el domingo y volver esa misma noche a Barcelona. Así lo hicieron Anglada y Guillamón, al año siguiente o sea en 1958 y yo mismo con Navarro en 1959, que aunque Zaragoza estaba más cerca, los horarios del tren eran aún más restrictivos que los de las motos. Hay que esperar tres años más, o sea 1962, para que Colomer y Mas hagan la tercera combinación y hasta 1965 para que Ursi e Ibarzo hagan la primera repetición de la vía completa, ocho años después. Este mismo año se repite otra vez por el collado.

En fin, que esta “combinación” de escalada aérea y rápida deviene en clásica, mientras la original se ha hecho muy pocas veces y quedado casi en el olvido, ayudada por la dificultad propiciada por la mala roca y su desequipación. Me llega el rumor de que piensan equiparla; no estoy seguro de que sea una buena idea, tal como está puede seguir siendo terreno de aventura para quienes lo quieran así y para osados o coleccionistas. Mientras que vías paraboleadas ya son muchísimas.Si se queda como está, en la memoria colectiva seguirá siendo, “la parte de abajo de la Serón-Millán”.Y si se prepara, pasará a ser otra vía más.


Y el comentario de Jesús Bernal: sería una putada que arreglaran esa parte inferior para deportiva; creo que ya hay bastantes vías deportivas y al final no quedará nada escalable tradicional.
Yo repetí esa parte inferior hace treinta y tantos años y me lo pase de puta madre, ocho horas para subir setenta u ochenta metros. Sudores, terror, esfuerzo salvaje, un vivac en una cornisa a setenta metros del suelo, vivencias que a nadie interesan ahora pero que a mi me gusta recordar.
Es otra forma de escalada, con altísimo riesgo, que pienso no debería desaparecer, hay pared para todo y para todos, no jodamos ni desvirtuemos las paredes míticas que han hecho progresar esta actividad.
Los chavales actuales suben por sitios increíbles, enhorabuena, pero también deben respetar lo que hicimos las generaciones anteriores.
Si el espolón del Fire, más o menos se ha respetado en su concepción original, respetemos también algunas vías como ésta, la vía de Verano, etc.
Los tiempos cambian y en cada época la gente que utiliza las paredes es la que decide, pero creo que hay una serie de cosas que deberían conservarse, aunque sólo sea como arqueología.
Bueno, ya no me enrollo más, pero yo nunca podría haber subido por las directas de la Visera en libre, no me dan los brazos para tanto, y nunca se me ha ocurrido ir a coserlas de buriles, tipo la antigua Carnavalada, para darme el gustazo de pasar por allí.

Un poco de respeto con lo que se ha hecho anteriormente no vendrá nunca mal, aunque sea sólo en sitios muy puntuales.
Quinto largo

Ubicación original de ambos testimonios en el blog de Gregorio Villarig.

También Pepe Díaz, aunque de esto nos enteraríamos después, manifestó en el Anuario 2009-10 de Montañeros de Aragón su disconformidad por el "reequipamiento deportivo" de la vía y porque nadie le había consultado. Personalmente, esta doble crítica me dolió de manera muy particular. Al obtener el permiso de Cintero -junto a Rabadá, el impulsor de la apertura- dimos por hecho que Pepe Díaz, quien no se manifestó en contra cuando se realizó el reequipamiento de la parte superior, también estaba de acuerdo. Por otro lado, definir como "deportiva" la sustitución de anclajes viejos por nuevos, nos pareció tan injusto como erróneo.

La vía en absoluto ha quedado en "concepción deportiva" y sería un error afrontarla como tal; tras el reequipamiento de la parte superior era necesario hacer lo propio en la parte inferior, ya que se quedó una vía completamente desvirtuada en su conjunto y olvidada en su parte más difícil y meritoria, llegando a darse el caso de que mucha gente desconocía la existencia de esa mitad inferior de la Serón-Millán. Desde que los aperturistas abrieron la vía, muchos escaladores fueron dejando material a lo largo de su recorrido cuando no se fiaban de la resistencia de aquello que encontraban ya puesto, siendo en su momento material fiable, pero que con la corrosión y el paso del tiempo han dejado de ser eficaces para detener una caída o, en algún caso como los ya relatados, incluso para sostener el peso de una persona. La acumulación de "ferralla" y cordinos, especialmente numerosa en las reuniones, era escandalosa a la vez que poco útil. Quien colocara en su día esos anclajes lo hizo para que le aguantara una hipotética caída y hoy en día, en buena parte, ese material ya no cumplía con su función.
Serón-Millán. Itinerario integral
Tras el tercer día de reequipamiento, en el que se llegó al nivel de la base del Puro, se dejaron cuerdas fijas entre la primera y tercera reunión para facilitar el trabajo que quedaba por hacer. Aunque el reequipamiento nunca se llevó en secreto, la evidencia de las cuerdas ponía de relieve que se estaba trabajando en el itinerario y fueron varias las cordadas que se lanzaron a escalar la vía, casi todas bajándose al llegar a la última reunión equipada, con excepción de la cordada formada por Toño Carasol y Gregorio Villarig que continuaron también por terreno sin reequipar hasta el collado del Puro.

En la Semana Santa, una cordada de croatas que escalaba el tercer largo sufre un accidente. Un bolo que se desprende provoca una tremenda caída de unos 15 metros del primero de cordada detenida por el puente de roca y sin consecuencias demasiado graves para lo que podía haber pasado. La mejoría del tiempo en abril hace que la gente se arremoline en la base de la vía y son varias las piedras que caen muy cerca de los curiosos. Definitivamente, parece ser que la tranquilidad con la que se trabajaba las primeras veces, no se va a repetir hasta que no vuelva el frío.

Montaner, "Cintero", Rabadá y Díaz
Todo esto hace que la ética de la apertura se deje con rabia a un lado y los reequipadores van a lo práctico y rápido, accediendo a los dos siguientes largos (cuarto y quinto) desde el collado del Puro, pero manteniendo el criterio de perforar sólo para sustituir aquellos anclajes o buriles que no aguantarían una hipotética caída, quedando en definitiva una escalada muy exigente y en ocasiones expuesta, por lo que se recomienda a quien vaya a repetirla que conozca suficientemente la roca riglera, así como que tenga suficientemente consolidado el grado obligado (V/V+) y controle bien el aspecto psicológico de una escalada de estas características.

Espero que este trabajo sirva para que quien recorra estos muros admire el buen hacer y la valentía de los cuatro excepcionales aperturistas: Rafael Montaner, Ángel López "Cintero", Alberto Rabadá y Pepe Díaz.


Para terminar, aquí tenéis el enlace a la noticia en Barrabes tomada a partir de este artículo, con reseñas de Felipe Guinda.

Serón - Millán al mallo Pisón - Riglos (1ª parte)

Ángel Serón y Fernando Millán
Escalada de la Serón - Millán: reseña y croquis.

Ángel Serón es considerado unánimemente el padre de la escalada en Aragón. Apodado "el Flecha", no por su marcada ideología falangista como habitualmente se cree sino por su costumbre de bajar esquiando sin girar y a alta velocidad, fue voluntario de la División Azul que combatió con los nazis contra la URSS y a su regreso de la Segunda Guerra Mundial se dedicó a otras conquistas más loables a los ojos actuales. En una época en la que no se le encontraba ninguna explicación lógica a aquello de subir paredes, Serón logró con diferentes compañeros algunas de las cumbres más emblemáticas que quedaban por ser ascendidas. La Aguja Roja, el Gómez Laguna, las puntas No Importa y Montolar del Firé o la Peña de don Justo en Riglos así como el Cabezón de Mosén Pedro de Agüero son algunas de sus "primeras" conseguidas, aunque sin duda fue la ascensión a la Peña Sola de Agüero la que le llevó al reconocimiento como pionero de las generaciones posteriores. También realizó importantes primeras repeticiones como la normal del Pisón y la Pany-Haus, al igual que loables intentos de primeras, como la del Huevo de San Cosme o el Puro en Riglos. Aunque formó cordada con otros escaladores como Fau, Laguéns y Martí (Chichín), es su cordada con Fernando Millán la que más ha perdurado en la memoria colectiva, dejando sin aparente continuidad la hegemonía en la escalada aragonesa cuando la cordada abandonó sus actividades tras la muerte de Carilla.
Serón-Millán. Reseña original
Pero sí que se produjo una continuidad. Herederos de su espíritu aperturista fueron sin duda Rabadá y "Cintero", quienes en los siguientes años pasaron rápidamente a la historia por sus realizaciones y en 1956 trataron de trazar un itinerario rectilíneo en la vistosa cara oeste del Pisón, aprovechando la única debilidad en forma de fisura que, junto al Puro, se alzaba hasta la cima. En aquella ocasión, la malísima calidad de la roca en los primeros largos provocó una caída pendular de Cintero sin consecuencias demasiado graves, pero que pospuso la escalada para mejor ocasión. La apertura un año después de la Ravier del Tozal del Mallo vino a alterar el hasta entonces apacible monopolio aragonés en lo que a vías nuevas se refería, sobre todo desde que Panyella marchara de Riglos jurando no volver. Los aragoneses se dieron cuenta de que los proyectos se los llevaba el más rápido en completarlos, de manera que tras unos años de relativa relajación, las prisas volvieron a aparecer por ser los primeros en escalar las vías pendientes.

Rabadá en un paso de hombros
Sobre el desarrollo de la escalada y algunos datos curiosos como el exilio de don Justo o el accidente de Juanito Oyarzabal, ya se publicó un artículo en Barrabes, así que no voy a redundar sobre los mismos datos. Simplemente comentar que las amistosas discusiones entre las dos facciones de la cordada por el itinerario a seguir en la parte inferior, les llevaron a diferenciarse en la píada entre las derechas -Alberto Rabadá y Ángel López "Cintero", tendentes a seguir derecho el camino vertical- y las izquierdas -Rafael Montaner y Pepe Díaz, que eran más partidarios de evitar con travesías los pasos más expuestos y complicados-. Transcribo la reseña:

19ª Escalada al Mallo Pisón. 
1ª por la cara Oeste - vía Serón y Millán.
Realizamos esta escalada el 20, 21 y 22 de junio de 1957, la cordada formada por Juan José Díaz y Rafael Montaner en representación de las izquierdas y Ángel López y Alberto Rabadá por las derechas, todos del G.E.M.A. y Ángel también del F.J.
La vía empieza poco más a la izquierda de las Cuevas de la Virgen, siguiendo unos metros verticalmente. Después se sigue a la izquierda hasta unas cuevas o nichos pequeños y de ahí continúa por la canal-chimenea o lo que sea hasta el collado del Puro. Desde aquí se se sigue por la fisura hasta la cima.
Horas de escalada 29 y dos vivacs, clavijas 50.
Itinerario extremadamente difícil y largo.
Rafael Montaner -Juan José Díaz - Ángel López (Cintero) - Alberto Rabadá

No hubo discusiones sin embargo con el nombre que darían a la vía: Serón - Millán, como homenaje a sus maestros, les pareció adecuado a los componentes de las "izquierdas" y las "derechas" de la cordada.

Piada 1ª repetición desde el Puro
Al año siguiente, Anglada y Guillamón realizan la variante catalana de acceso desde el collado del Puro, lo que les genera multitud de críticas por escaquear la terrible parte inferior de la vía. Sin embargo, en los siguientes años y debido a la gran dificultad y escasa calidad de la roca en la parte inferior, nadie parece capaz de entrar por la vía original desde el suelo y todas las repeticiones se realizan llegando desde la normal del Puro.

Piada primera repetición integral
Tuvieron que pasar varios años para que alguien volviera a subir por esa vía desde el suelo, siendo una vez más la grandísima cordada formada por Ursi Abajo y Jesús Ibarzo la que logra la hazaña. La vía no es repetida exactamente por el itinerario original en sus primeros largos, sino que inauguran el recorrido que también escalaron las escasas cordadas que siguieron sus pasos; se trata de recorrer en horizontal la fácil pero rota cornisa que nos deja en la vertical del "trono", mientras que la vía original se elevaba recto desde el primer nicho para alcanzar "la cicatriz" y desde ahí atravesar en una peligrosa travesía descendente hasta "el trono". Nótese en esta microtoponimia que el término "cicatriz" se empleó más adelante también en el espolón del Firé y la Oeste del Naranjo, al igual que "el trono" también designa al famoso y enorme balcón de la Mosquitos en la Visera.

Intento de descenso por la Serón-Millán
Así pues, ocho años después de la apertura se conseguía la primera repetición integral de la escalada, pero un dato bastante desconocido es que, antes de aquello, otros escaladores volvieron a recorrer esa vía, aunque esta vez en sentido descendente. El siempre incómodo regreso de la cima del Pisón tanto por el olvidado retorno del macizo que exige dejar cuerdas fijas, como por los Volaos, como por el Circo de Verano, seguía llevando a los escaladores a buscar un descenso cómodo, rápido y seguro, y Rabadá se fijó en la que fue su única apertura en el Pisón para esa función. Desgraciadamente, aquel intento de descenso por parte de Alberto Pérez "el sastre" y Alberto Rabadá "el desastre", quedó sin concluir por la imposibilidad de recuperar las cuerdas. El frío de finales de noviembre les obliga a volver a la cima e improvisar una hoguera.

Continuará...
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