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Lo primero, la montaña

Serón - Millán al mallo Pisón - Riglos (1ª parte)

Ángel Serón y Fernando Millán
Escalada de la Serón - Millán: reseña y croquis.

Ángel Serón es considerado unánimemente el padre de la escalada en Aragón. Apodado "el Flecha", no por su marcada ideología falangista como habitualmente se cree sino por su costumbre de bajar esquiando sin girar y a alta velocidad, fue voluntario de la División Azul que combatió con los nazis contra la URSS y a su regreso de la Segunda Guerra Mundial se dedicó a otras conquistas más loables a los ojos actuales. En una época en la que no se le encontraba ninguna explicación lógica a aquello de subir paredes, Serón logró con diferentes compañeros algunas de las cumbres más emblemáticas que quedaban por ser ascendidas. La Aguja Roja, el Gómez Laguna, las puntas No Importa y Montolar del Firé o la Peña de don Justo en Riglos así como el Cabezón de Mosén Pedro de Agüero son algunas de sus "primeras" conseguidas, aunque sin duda fue la ascensión a la Peña Sola de Agüero la que le llevó al reconocimiento como pionero de las generaciones posteriores. También realizó importantes primeras repeticiones como la normal del Pisón y la Pany-Haus, al igual que loables intentos de primeras, como la del Huevo de San Cosme o el Puro en Riglos. Aunque formó cordada con otros escaladores como Fau, Laguéns y Martí (Chichín), es su cordada con Fernando Millán la que más ha perdurado en la memoria colectiva, dejando sin aparente continuidad la hegemonía en la escalada aragonesa cuando la cordada abandonó sus actividades tras la muerte de Carilla.
Serón-Millán. Reseña original
Pero sí que se produjo una continuidad. Herederos de su espíritu aperturista fueron sin duda Rabadá y "Cintero", quienes en los siguientes años pasaron rápidamente a la historia por sus realizaciones y en 1956 trataron de trazar un itinerario rectilíneo en la vistosa cara oeste del Pisón, aprovechando la única debilidad en forma de fisura que, junto al Puro, se alzaba hasta la cima. En aquella ocasión, la malísima calidad de la roca en los primeros largos provocó una caída pendular de Cintero sin consecuencias demasiado graves, pero que pospuso la escalada para mejor ocasión. La apertura un año después de la Ravier del Tozal del Mallo vino a alterar el hasta entonces apacible monopolio aragonés en lo que a vías nuevas se refería, sobre todo desde que Panyella marchara de Riglos jurando no volver. Los aragoneses se dieron cuenta de que los proyectos se los llevaba el más rápido en completarlos, de manera que tras unos años de relativa relajación, las prisas volvieron a aparecer por ser los primeros en escalar las vías pendientes.

Rabadá en un paso de hombros
Sobre el desarrollo de la escalada y algunos datos curiosos como el exilio de don Justo o el accidente de Juanito Oyarzabal, ya se publicó un artículo en Barrabes, así que no voy a redundar sobre los mismos datos. Simplemente comentar que las amistosas discusiones entre las dos facciones de la cordada por el itinerario a seguir en la parte inferior, les llevaron a diferenciarse en la píada entre las derechas -Alberto Rabadá y Ángel López "Cintero", tendentes a seguir derecho el camino vertical- y las izquierdas -Rafael Montaner y Pepe Díaz, que eran más partidarios de evitar con travesías los pasos más expuestos y complicados-. Transcribo la reseña:

19ª Escalada al Mallo Pisón. 
1ª por la cara Oeste - vía Serón y Millán.
Realizamos esta escalada el 20, 21 y 22 de junio de 1957, la cordada formada por Juan José Díaz y Rafael Montaner en representación de las izquierdas y Ángel López y Alberto Rabadá por las derechas, todos del G.E.M.A. y Ángel también del F.J.
La vía empieza poco más a la izquierda de las Cuevas de la Virgen, siguiendo unos metros verticalmente. Después se sigue a la izquierda hasta unas cuevas o nichos pequeños y de ahí continúa por la canal-chimenea o lo que sea hasta el collado del Puro. Desde aquí se se sigue por la fisura hasta la cima.
Horas de escalada 29 y dos vivacs, clavijas 50.
Itinerario extremadamente difícil y largo.
Rafael Montaner -Juan José Díaz - Ángel López (Cintero) - Alberto Rabadá

No hubo discusiones sin embargo con el nombre que darían a la vía: Serón - Millán, como homenaje a sus maestros, les pareció adecuado a los componentes de las "izquierdas" y las "derechas" de la cordada.

Piada 1ª repetición desde el Puro
Al año siguiente, Anglada y Guillamón realizan la variante catalana de acceso desde el collado del Puro, lo que les genera multitud de críticas por escaquear la terrible parte inferior de la vía. Sin embargo, en los siguientes años y debido a la gran dificultad y escasa calidad de la roca en la parte inferior, nadie parece capaz de entrar por la vía original desde el suelo y todas las repeticiones se realizan llegando desde la normal del Puro.

Piada primera repetición integral
Tuvieron que pasar varios años para que alguien volviera a subir por esa vía desde el suelo, siendo una vez más la grandísima cordada formada por Ursi Abajo y Jesús Ibarzo la que logra la hazaña. La vía no es repetida exactamente por el itinerario original en sus primeros largos, sino que inauguran el recorrido que también escalaron las escasas cordadas que siguieron sus pasos; se trata de recorrer en horizontal la fácil pero rota cornisa que nos deja en la vertical del "trono", mientras que la vía original se elevaba recto desde el primer nicho para alcanzar "la cicatriz" y desde ahí atravesar en una peligrosa travesía descendente hasta "el trono". Nótese en esta microtoponimia que el término "cicatriz" se empleó más adelante también en el espolón del Firé y la Oeste del Naranjo, al igual que "el trono" también designa al famoso y enorme balcón de la Mosquitos en la Visera.

Intento de descenso por la Serón-Millán
Así pues, ocho años después de la apertura se conseguía la primera repetición integral de la escalada, pero un dato bastante desconocido es que, antes de aquello, otros escaladores volvieron a recorrer esa vía, aunque esta vez en sentido descendente. El siempre incómodo regreso de la cima del Pisón tanto por el olvidado retorno del macizo que exige dejar cuerdas fijas, como por los Volaos, como por el Circo de Verano, seguía llevando a los escaladores a buscar un descenso cómodo, rápido y seguro, y Rabadá se fijó en la que fue su única apertura en el Pisón para esa función. Desgraciadamente, aquel intento de descenso por parte de Alberto Pérez "el sastre" y Alberto Rabadá "el desastre", quedó sin concluir por la imposibilidad de recuperar las cuerdas. El frío de finales de noviembre les obliga a volver a la cima e improvisar una hoguera.

Continuará...

6 comentarios:

  1. Buah! enhorabuena por la entrada. Esperamos con impaciencia la segunda y ¿la tercera parte? :-)
    Un abrazo, titán

    Cheba

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  2. Cuando yo subí esa vía, en el año 77 o 78, subimos directos desde el suelo, sin entrar por la cornisa, de todas formas allí no había nada que indicara por dónde subir, así que había que buscarse la vida y subir por donde mejor lo encontrabas evitando las escombreras más cutres. Todo estaba roto, subir diez o quince metros me costó más de dos horas, con seguros en puntas de clavos y puentes de roca de tierra, hicimos vivac a media hora del collado del Puro, sin saberlo, con una tormenta eléctrica del copón. Un sitio precioso para no volver a verlo.
    Jeús Bernal

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  3. Hombre, Elales!!!!
    Bienvenido al mundo de los vivos!!!!
    Ya estaba yo preocupao que hacía meses que no actualizabas...
    Salú desde el Piri.

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  4. Gran entrada, ¿para cuando la segunda?

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  5. Es inevitable, tras leer estos relatos y articulos, que no se ponga la carne de gallina pensando en los medios y las dificultades que se encontraban aquellos primeros aperturistas. Ilusion por recorrer estas lineas de roca, sueños o pesadillas de noches en vela, recorriendo mentalmente los largos e intentando memorizar el trazado, la situacion de los "seguros"...Cada dia mas, me gusta jugar con la vertical, con la exposicion y con mi lucha interior. Gracias a todos aquellos que, sin saberlo, estan haciendo posible estos retos interiores.
    Por que nos subimos a las rocas????

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  6. Es genial, a los que tenemos 50 tacos y hemos trotado por los riglos de dios en los 70 y pico, nos hace mucha ilusión ver estas cosas, y recordar las hazañas.
    Aun recuerdo en el mango del cuchillo que te tenías que medio enfilar por la cueva del principio por un alambre oxidado que "gritaba" o en adamello los seguros que habían acojonaban realmente, no se si era peor bajar por las instalaciones de los volaos, o subir,
    Saludos a todos los colegas que son y fueron.

    Trona

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